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Gendarme Schmidt Endell (3.335 metros)

Pico Maldito (3.350 metros

Punta Astorg (3.355 metros)


Tenía ganas de intentar subir al Gendarme Schmidt Endell, y a sus cercanas cimas, el Pico Maldito y la Punta Astorg, aunque sabía que la cosa podría ser complicada. Al fin me decidí. Voy hasta Benasque y llego al aparcamiento de El Vado donde, después de aparcar el coche y prepararme, cojo el autobús que recorre los 4 quilómetros de distancia que hay hasta La Besurta, situada a unos 1.895 metros de altura. Bajo del autobús y comienzo a ascender hacia el refugio de La Renclusa, a unos 2.140 metros de alto, al que llego en unos 45 minutos. Al día siguiente, temprano, comienzo a subir en dirección al Portillón Superior. La ruta, con mojones por todas partes, sube con mucha inclinación. Subo, como he hecho otras veces, por el camino de la cresta de los Portillones. Son unas dos horas de subida y, aquí, el paisaje se abre con todo su esplendor. Después, emprendo el pequeño descenso hacia la ladera del glaciar. Enseguida comienzo a pisar nieve, pero, como pasa casi siempre en esta época, la huella trazada por la ingente cantidad de personas que diariamente transitan por aquí, hace que, si vas con un poco de cuidado, los crampones no sean necesarios. Sigo, primero, el clásico camino hacia el Aneto, pero pronto giro hacia la derecha, directo hacia un espolón de grandes piedras que veo ya sin nieve. Voy progresando con bastante inclinación, siempre cerca de la base de La Maladeta, en dirección al collado Maldito, situado a unos 3.198 metros de alto. Cerca de dicho collado, un extenso nevero con bastante inclinación, y teniendo en cuenta que es bastante temprano, me incita a colocarme los crampones por seguridad. Progreso, después, en dirección al amplio collado, al que llego tras un buen rato de camino nevado. Dejo en el mismo los crampones y el piolet y observo la estupenda visión del lago de Cregüeña, aún con algunas partes heladas. Después, dirijo la mirada hacia el vertical espolón, a modo de proa de barco, que constituye la cresta que se eleva hacia la cumbre del Gendarme Schmidt Endell.

Esta cresta es prácticamente infranqueable por lo que, siguiendo las explicaciones del libro de Luis Alejos y de otras lecturas sacadas de internet, flanqueo la parte superior del nevero hasta encontrar un liso y empinado corredor que parece el inicio de la vía de acceso al pico. No lo veo factible y me dirijo un poco hacia la derecha para ver si encaramándome al roquedo puedo subir a la parte superior de este primer corredor donde observo que el mismo se hace más practicable. La roca es muy buena pero los agarres escasos. Cualquier error me precipitaría sobre el glaciar. Comparándolo con todo lo que había leído se me antoja bastante más difícil. Después de unos cuantos equilibrios me aposento sobre la parte del corredor más factible. Esta parte, mezcla de tierra y piedra suelta, tampoco parece muy segura, por lo que opto por dirigirme hacia la izquierda donde un espolón de rocas más firmes me permite subir algo más fácilmente. Después de algunas decenas de metros alcanzo la parte del corredor más complicada, el famoso paso de tercera superior. Llevo una cuerda, pero no es demasiado larga, ya que tenía entendido que este paso no tenía mucho más de unos cinco metros. Craso error, ya que el paso, por el que no creo que suba mucha gente, es una vertical pared, con pocos agarres, de casi una docena de metros. Lo que si encuentro a menudo son cintas para asegurar y preparar los rápeles que puedan ser necesarios.

 

 

La progresión se hace muy lenta, dificultosa e, incluso, peligrosa. Voy con mucha precaución, asegurando cada paso, dentro de la precariedad de la cuerda que llevo. Al final alcanzo la parte superior de este tramo tan delicado. Aquí encuentro un friend abandonado que puede ser muy útil si vas bien preparado. No observo ninguna clase de hito que me indique el camino a seguir ni aprecio ningún lugar por donde parezca fácil la progresión. Al final opto por subir por el sitio que me parece más evidente. Con alguna que otra dificultad voy progresando hacia las rocas superiores hasta encontrar un pequeño rellano desde el que parece que se vislumbra la cumbre a la que me dirijo. A partir de aquí todo parece algo más sencillo. Como que sigo sin encontrar marcas de ninguna clase, opto por colocar pequeños hitos para tener la seguridad de no perderme en la bajada. Poco a poco, sin que en ningún lugar la cosa sea fácil, voy subiendo hasta atisbar el objetivo. Ahora sí que en poco rato alcanzo la cumbre del Gendarme Schmidt Endell (3.335 mts.). Con todas las complicaciones pasadas he necesitado mucho tiempo para llegar a la cima y, además, bastante cansado.

Como que se me ha hecho muy tarde y no estoy muy tranquilo debido al dificultoso descenso que me espera, prácticamente no me detengo. Después, en algo menos de diez minutos, caminando sobre los grandes bloques del lomo de la cresta, llego a la cima del Pico Maldito (3.350 mts.) y, en unos quince minutos más, sin demasiadas dificultades que las que tiene una rocosa cresta, llego a la Punta Astorg (3.355 mts.), en la que está una curiosa roca partida que parece desafiar la gravedad mirando al vacío. Tiempo total de ascenso, casi 4 horas.

 

Subiendo hacia el Gendarme Schmidt Endell

 

Después, regreso al Gendarme Schmidt Endell. Bajo buscando los hitos que he preparado en la subida que, aunque pequeños, los voy encontrando. Pienso que cualquier desviación del camino por el que he subido podría ser fatal. Después de un rato de bajada alcanzo la parte más aérea y complicada. Coloco la cuerda en las cintas que voy encontrando y voy rapelando a tramos cortos, pues dicha cuerda no da para más. Pasado el tramo más difícil llego al lugar donde la inclinación disminuye y el descenso se hace menos penoso. Llego, después, a las cercanías del glaciar y vuelvo por donde he comenzado a subir, es decir por las lajas lisas poco inclinadas con pocos pero suficientes agarres, que me conducen hasta la parte fácil de la cresta que viene del collado Maldito. Llego al collado y recojo los crampones y el piolet. Ahora, con el estado de la nieve, no preciso los crampones pues se baja sin ningún problema. Siguiendo el glaciar, después, en lugar de dirigirme al espolón pedregoso voy en busca del marcado y ancho camino que viene del Aneto, donde encuentro gente que viene de regreso del mismo. Lo sigo hasta llegar al Portillón Superior. Después, comienzo a descender intentando coger todos los neveros que puedo.

Al final resigo los desperdigados hitos que poco a poco me acercan al refugio de la Renclusa, tras muchas horas de andadura. Después, comienzo a bajar hacia La Besurta.

 

Llegando a la cima del Pico Maldito

 

Mientras bajo voy pensando en lo que he hecho y llego a la conclusión de que ninguna de las reseñas que había leído sobre la cima del Gendarme Schmidt Endell, ni siquiera los detalles del libro de Luis Alejos, están demasiado cercanos a las dificultades que existen para alcanzar la misma. La canal y la cresta de subida desde el glaciar es bastante más dura y complicada de lo que en general se cuenta. Con estos pensamientos llego al punto donde me espera el autobús que me ha de llevar de regreso al aparcamiento, después de unas 3 horas de descenso. Ya en el mismo, cojo el coche y vuelvo a casa.

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