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Pondiellos (2.917 metros)
Aguja de Pondiellos (3.011 metros)
Garmo Negro (3.051 metros)
Vuelvo a pernoctar en el refugio Casa de Piedra, sobre los 1.630 metros de altura, en el Balneario de Panticosa. Al día siguiente comienzo la subida temprano. Voy a buscar el inicio del camino que sube hacia el torrente de las Argualas, una vez atravesado el Plan del Ibón, donde se asientan todas las instalaciones de la zona de los Baños de Panticosa.
El itinerario, por bien marcado sendero, asciende zigzagueando por una zona arbolada siempre por el costado derecho del barranco. La subida, debido a la fuerte pendiente, se me hace un poco dura. Aproximadamente al cabo de una media hora de ascensión, giro hacia a la derecha, alcanzando un pequeño rellano herboso. Más adelante la senda cruza por entre un nuevo tramo de pinar. Después de dejar de nuevo los árboles, y ya acercándome hacia el torrente de los Arnales pero sin llegar al mismo, el camino se desvía ahora hacia la izquierda, siempre con multitud de hitos.
Cima del Pondiellos
De nuevo el desnivel aumenta, el camino se desdibuja un poco, y lentamente me voy acercando a la Mallata Baja de las Argualas, sobre los 2.000 metros de altura, pasando al lado del torrente de las Argualas. Más tarde, el camino se desvía de nuevo hacia la derecha, rodeando un pequeño promontorio y alcanzando enseguida la Mallata Alta de las Argualas, a una altura de unos 2.200 metros. Tiempo hasta ahora 1,45 horas. Sigo subiendo, ahora en busca de una estrecha y vertical canal, siempre siguiendo los hitos. Entro en esta canal, por la que desciende la parte alta del barranco de las Argualas, y el camino se complica un poco. Más o menos hacia la mitad de la canal nace un itinerario que, girando un poco en dirección izquierda, me llevaría hasta el collado de Argualas. Yo sigo de frente, remontando la parte alta de la canal hasta llegar a una parte bastante más rocosa, y voy acercándome al collado de Pondiellos, en el que resisten aún los restos de algunos neveros. Los sorteo por la derecha, encontrando de nuevo los hitos y trazas de sendero que me conducen hasta el collado. Al otro lado, la subida hacia la Aguja de Pondiellos parece bastante entretenida.
Sin demorarme demasiado, comienzo el ascenso hacia el Pondiellos. Primero accedo a su cresta por un sendero que sube entre canchales algo sueltos. Más tarde observo que la subida correcta parece ser por el costado de los ibones de Pondiellos. Hay algunos hitos que me van marcando algo la dirección, pero siempre por debajo del cresterío. Después de atravesar un pequeño contrafuerte y descender un poco, vuelvo a remontar ya la última pala final. Mediante una pequeña trepada acabo de subir a la cima del Pondiellos (2.917 mts.). Tiempo, 2,45 horas. A pesar de no sobrepasar los tres mil metros de altura, este pico es una atalaya magnífica ya que sus vistas sobre la contigua Aguja de Pondiellos y el Garmo Negro son espectaculares. Además también tiene una estupenda vista sobre los picos de los Infiernos y los ibones de Pondiellos, que descansan bajo los mismos.
Llegando a la cima de la Aguja de Pondiellos
Después comienzo el descenso de regreso al collado. En dicho collado me paro un rato observando la evidente canal de subida al próximo pico, que desde aquí parece casi infranqueable. Pero de infranqueable nada. Después de un corto tramo inicial de pedrerío, con una ingente cantidad de canchales bastante sueltos, comienzo a remontar la canal que, aunque algo vertical, es al mismo tiempo bastante sencilla. En algunos tramos la recorro por la contigua arista rocosa, donde la roca es más firme y hay muchos asideros, y en su mayor parte por su centro, buscando siempre el sitio más fácil. Después de unos 80 metros aproximadamente de canal, llego a su parte más alta desde donde ya observo la parte superior del cresterío final al pico. Ahora, pequeños tramos de sendero y algunos hitos me indican por donde subir hasta dicho cresterío. Se trata de hacer un ascenso en diagonal por terreno fácil aunque algo abrupto, donde en realidad se puede avanzar casi por cualquier sitio, sin necesidad de seguir los desperdigados hitos existentes. Al final alcanzo la cresta que, después de un pequeño y sencillo cortado, asciende definitivamente sin dificultad alguna hacia el pico. Ya casi en la cumbre giro en dirección izquierda, avanzando por la delgada cresta final, hacia donde se encuentran los hitos cimeros. Hay dos pequeñas puntas de la misma altura, pero el hito más importante es el que se encuentra primero. Estoy, finalmente, en la rocosa cima de la Aguja de Pondiellos (3.011 mts.), tras otra media hora más.
Después de descansar un buen rato, observo la vertical pared de ascenso al Garmo Negro que tengo enfrente. La verdad es que aparece tremendamente vertical y complicada. Al menos, esto es lo que se me antoja. La verdad es que desde la cima de la Aguja de Pondiellos esta subida parece entretenida y peligrosa. Al final me decido por ir a ver el panorama de cerca. Bajo hasta la contigua y estrecha brecha siguiendo un corto sendero trazado en una pendiente de canchales sueltos. Realmente es una brecha bastante recortada y con buenos desniveles a ambos lados. Para ascender por el otro lado hay que descender un poco más, hasta el sitio en donde la subida parece ser más evidente. Una vez aquí me paro un rato a observar, y lo que antes me parecía tan complicado ahora lo veo más sencillo.
Vertical lo que se dice vertical, lo es. Pero no tanto como desde lejos parecía. Además, hay muchos agarres de pies y manos por todos sitios. Lo más importante es mirar de ir por el lugar más seguro, pero subas por donde subas todo el recorrido es bastante parecido. Realmente creo que subo con cierta comodidad pero siempre, evidentemente, con la necesaria dosis de precaución. Después de algunos minutos de vertical ascenso llego hasta un lugar algo menos erguido y donde comienza ya, aún algo inclinada, la cresta final hacia el pico. Ahora sí que el asunto es ya muy sencillo. La cresta se va allanando poco a poco y deja de tener dificultad alguna. En poco rato, unos 20 minutos, alcanzo la cima del Garmo Negro (3.051 mts.). En total 4 horas de ascensión.
Desde aquí, la Aguja de Pondiellos aparece recortada y pequeña. Por su parte sureste cae casi a plomo sobre el Balneario de Panticosa. Enfrente, toda la cresta de los Infiernos, en la que se observan bastantes montañeros. Algo más lejanos, el Balaitús, la Aguja Cadier y la cresta de las Frondellas. Y hacia el suroeste, el resto del circo que, junto con el Garmo Negro, conforman los dos picos de Algas y el Argualas. Pero bueno, como que todo se acaba, ahora toca bajar. Como creo que es bastante lógico, en lugar de regresar por donde he venido, decido descender en dirección al collado de Argualas. Y como que ya reseguí la cresta otra vez en dirección a los picos de Algas, hoy me apetece descender por la vía directa y no sigo la cresta hacia el collado. Bajo por el marcado, descompuesto e inclinado camino que, dando varias lazadas se dirige hacia los lagos inferiores. La progresión se me hace un poco dificultosa, sobretodo por lo resbaladizo del terreno, pero me conformo pensando que de subida tiene que ser peor. La verdad es que avanzo bastante rápido y, con cuidado, el descenso no es en absoluto complicado. Voy faldeando por debajo de los altos escarpes rocosos que descienden de las cimas superiores en dirección de nuevo a la canal por la que he subido por la mañana. Siguiendo hitos y bastantes tramos de sendero alcanzo, después de un largo rato de andadura, la parte media de la mencionada canal. Ahora ya el camino es conocido. Acabo de descender la canal, cruzo la Mallata Alta de las Argualas y la Mallata Baja, e inicio el descenso por el hollado camino que sinuosamente me va acercando hacia el Plan del Ibón. Llegando al mismo, lo atravieso en dirección al refugio Casa de Piedra. Tiempo de descenso, unas 3 horas. Finalmente, emprendo el camino de regreso a casa.
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