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Monte Perdido (3.355 metros)
Llego el día anterior a Torla y tomo el autobús que me ha de llevar a la entrada del Valle de Ordesa, en la Pradera de Ordesa, a 1.310 metros de alto. A media tarde, con tiempo algo nublado, inicio la subida hacia el refugio de Góriz. Después de un comienzo llano, comienzo a ganar altura por un camino que serpentea bajo enormes árboles dirigiéndome hacia las Gradas de Soaso. Antes de llegar a ellas, la hasta ahora ancha pista se me convierte en un simple camino. Tras sobrepasar las fotogénicas cascadas, penetro en el ancho llano del Circo de Soaso. Mientras cruzo dicho circo veo una gran cantidad de gente que hace el mismo camino que yo en dirección a la cascada que se observa en su fondo, la fotogénica cascada denominada Cola de Caballo, que está a 1.750 metros de altura, algunos de los cuales sólo van hasta la misma. Ahora, el refugio se encuentra unos 400 metros por encima de mí, pero la subida no es directa. Tengo que dar un rodeo por buen camino pero bastante largo o bien subir por las llamadas Clavijas de Soaso.
Opto, como casi todo el mundo, por dirigirme hacia las clavijas. Éstas me permiten superar la muralla sobre la cual se encuentran las laderas que llevan al refugio. Dichas clavijas son bastante sencillas. Más que nada sirven para asegurarse un poco, sobretodo si el terreno está mojado. Una vez en la parte superior sigo un marcado camino por terreno herboso, con algunos resaltes rocosos de vez en cuando que aceleran la ascensión. Al cabo de un cierto tiempo ya vislumbro el refugio, a 2.160 metros de alto, al que llego en aproximadamente 3 horas de subida. El refugio, como casi siempre, está lleno a rebosar. Al día siguiente inicio el ascenso hacia el Monte Perdido. Comienzo a subir por una pendiente de hierba y piedras hasta el punto en el que el camino vira hacia la izquierda para acercarse al barranco de Góriz. Después de superar sucesivos resaltes dejo el camino que parece ser que viene del lejano refugio de Sarradets. Accedo después a un gran rellano, la Ciudad de Piedra, repleto de enormes bloques pétreos, sobre los 2.700 metros de alto. Al cabo de una media hora más de ascensión alcanzo una cornisa que me permite un flanqueo que me lleva lasta el lago Helado, situado a 2.980 metros de altura. Es a partir de este lago que, en dirección hacia la izquierda, podría intentar subir al Cilindro de Marboré. Pero lo dejo para otro día.
Yo voy hacia el lado contrario, en dirección a la famosa "escupidera" del Monte Perdido. Al comenzar a subir el espolón inicial encuentro a unos montañeros franceses indecisos a causa de la gran pendiente. Les digo que la subida no es complicada y que el camino no tiene pérdida. Consigo animarlos a subir, lo cual a mí también me va muy bien ya que así no subo sólo. Ellos guiados por mí y yo más tranquilo al ir con ellos, seguimos juntos la ascensión. Llegamos al tramo intermedio de la canal de subida, a partir del cual la pendiente se acentúa. El terreno se torna más descompuesto y nos dificulta la progresión. Después de unos 45 minutos de subida desde el lago Helado alcanzamos la antecima que nos indica que estamos cerca de nuestro objetivo. Unos pocos minutos más por una corta pala de nieve sin peligro alguno y llegamos a la cima del Monte Perdido (3.355 mts.). Es mi segunda subida a la misma. Casi 3 horas de ascenso.
Subiendo por las Clavijas de Soaso
Al cabo de un rato comienzo sólo el descenso. Deshago la "escupidera", tras una vertical bajada. Al llegar de nuevo al lago Helado una débil lluvia hace su aparición y tengo que colocarme una prenda de protección. Afortunadamente, la lluvia es bastante escasa. Después de 2,45 horas de descenso vislumbro ya el refugio de Góriz y en poco más de 10 minutos me planto en el mismo. Después de un pequeño descanso en el refugio llega la hora de volver a la Pradera de Ordesa. Ahora, inicio el descenso con la idea de bajar por la Senda de los Cazadores. Ya sé que el camino es más largo, pero me apetece. Un cierto tiempo después de pasar por lo alto de las Clavijas de Soaso, en lugar de descender hacia el circo del mismo nombre, sigo recto en dirección a la Faja de Pelay. Aquí se inicia el camino conocido como Senda de los Cazadores. El sendero es escarpado. A menudo cruzo frondosos bosques y verticales pendientes. Durante mucho tiempo el desnivel de bajada es poco importante.
Pero al cabo de un cierto tiempo el desnivel aumenta bruscamente. Llego, más adelante, al Mirador de Cazilarruego, que está a 1.950 metros de alto, donde se encuentra un pequeño refugio de madera. A partir de este mirador el descenso es impresionante. En un corto trecho bajo aproximadamente 600 metros de pronunciada y vertical pendiente. Con las piernas un poco destrozadas llego, después de unas duras 3 horas, al inicio del valle de Ordesa. Espero un rato el autobús. Cuando éste llega lo tomo y vuelvo hacia Torla. Voy hacia donde tengo el coche y comienzo el regreso a casa.
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