9.-
Tusse de Remuñe (3.041 metros)
Aguja Jean Garnier (3.025 metros)
Rabadá (3.045 metros)
Navarro (3.043 metros)
Paso la noche en el interior del coche al final de la carretera que viene de Benasque, cuando queda cortada, a unos 1.820 metros de alto. Al día siguiente comienzo la subida por el valle de Remuñe. El inicio de la ascensión, entre arroyos, surgencias de agua y árboles, se hace muy agradable. Poco a poco los árboles van desapareciendo para dar paso solamente al pedrerío. El valle se empina y estrecha, el terreno se hace más inestable y en una hora, más o menos, llego al Ibonet de Remuñe, a unos 2.220 metros de alto. Prosigo la marcha junto al torrente llegando al cabo de poco rato a una confluencia de aguas, un lugar idílico lleno de flores blancas, a partir del cual aparece una bifurcación de caminos. Prosiguiendo por el camino que sigue al lado del torrente principal también se puede subir, algo más penosamente, hasta el pequeño collado que separa la Tusse de Remuñe del Rabadá.
Girando hacia la izquierda siguiendo un arroyo que baja de un pequeño ibón, se llega al mismo sitio, dando algo de rodeo, pero por mejor camino. Éste, en la subida, es mi itinerario. El trazado a partir de entonces se vuelve sinuoso, para evitar los obstáculos de la muralla y suavizar el desnivel. El camino está lleno de hitos y, poco a poco, se va desviando hacia la derecha, en busca del Portal de Remuñe. Llego al Portal de Remuñe, a 2.830 metros de altura, en aproximadamente 3 horas. A partir de aquí la vista ya es espectacular. Al frente, imponente, el Perdiguero, y a su lado toda la cresta que, pasando por el Pico Royo, la Punta de Literola y la Aguja de Literola, va a parar al collado Inferior de Literola. Al otro lado, espléndidos, los Crabioules. Abajo, de un azul fortísimo y conteniendo aún algo de hielo, los ibones de Literola.
Tuca de Literola y cresta de los Crabioules desde la subida a la Tusse de Remuñe
Rodeando entonces por la izquierda la Forca de Remuñe, bordeo el circo por encima de la cubeta de los ibones de Literola, siempre siguiendo los hitos, que van a buscar un collado que está entre la Forca de Remuñe y la Tusse de Remuñe, a 2.890 metros. Desde este collado hasta la Tusse de Remuñe voy subiendo por una fácil cresta que en unos 15 minutos me lleva hasta dicha Tusse de Remuñe (3.041 mts.). Es ésta una cima muy redondeada y sin ninguna dificultad, cruzamiento de varias crestas. Después me dirijo hacia la cresta de la izquierda, que va a parar a los Crabioules. En unos 15 minutos, bajando al principio un poquito por el lado derecho, alcanzo la cima de la enhiesta y rocosa Aguja Jean Garnier (3.025 mts.). A partir de aquí el panorama se complica y regreso a la Tusse de Remuñe para intentar subir a los picos Rabadá y Navarro, que es mi intención inicial. Deshaciendo el camino, llego de nuevo a la Tusse de Remuñe. Después, voy hacia la cresta del lado opuesto, la que pasando por los picos Rabadá y Navarro se dirije hacia el Maupàs. En poco rato, salvando una pequeña depresión, por una cresta algo afilada llego a la cima del Rabadá (3.045 mts.). De ahí al Navarro la cosa se complica, el recorrido es difícil y, sobretodo, muy aéreo. Con cuidado destrepo hasta la horcada, la zona más espectacular y aérea. Yo llevo una sencilla cuerda para asegurarme en alguna roca. La dificultad de la progresión es alta y en algún paso muy expuesta. La arista que hay que recorrer no es muy larga, una veintena de metros, pero sí estrecha, y cae en picado a ambos costados, con una caída vertical de casi trescientos metros. Con sumo cuidado voy avanzando hasta llegar a las cercanías del final de la arista, en donde el avance mejora un poco. Después, una corta trepada me deja en la cima del Navarro (3.043 metros). Ha sido una progresión muy delicada y, ahora, aún me queda el regreso. Desde el Portal de Remuñe he empleado casi una hora.
Cima del pico Rabadá
Con más cuidado que antes si cabe regreso al Rabadá y sospeso la posibilidad de descender por la vía directa desde la horcada que está entre éste y la Tusse de Remuñe. Comienzo el descenso por una pedrera muy vertical. Llego al Ibón de Maupás. A partir de aquí encuentro un tramo aún más vertical. Decido descender por los resaltes rocosos que hay al lado del torrente. Al principio, no es complicado. Hacia el final de dichos resaltes la dificultad aumenta, ya que hay bastante desnivel. En los últimos metros, viendo que se complica aún más, decido pasar por un tramo de nieve que parece estar en buenas condiciones. Después, ya con mucha comodidad, a veces por la nieve a veces por las piedras, llego a la confluencia de aguas en la que inicié el camino por la mañana hacia el Portal de Remuñe, un lugar como ya he dicho antes realmente bonito y agradable. Desde aquí, el descenso normal por el valle, hasta llegar al coche, tras casi 3 horas de recorrido, y, después, el regreso a casa.
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