3.- Monte Perdido

 

El valle de Ordesa, epicentro de la zona del Monte Perdido, a los pies de las cimas más altas y declarado parque nacional en 1.918, es uno de los parajes más hermosos del Pirineo. Ya desde Torla, la villa más próxima a Ordesa, se pueden apreciar sus magníficas masas montañosas. Tectónicamente, en esta zona montañosa, al lado del terreno cretácico que forma su sustrato fundamental, aparecen  fajas paleozoicas y permotriásicas más antiguas. Estas fajas han replegado el conjunto secundario-terciario, dando lugar a dos masas fundamentales: una autóctona, formada in situ, y otras incorporadas desde el exterior, paleozoicas graníticas, deslizadas anormalmente por encima de las formaciones secundarias, de norte a sur. Todos estos plegamientos han sido debidos a la plasticidad del conjunto de estratos.

Un sistema de mesetas estructurales casi horizontales contiene cubetas medio cerradas al pié de las grandes cumbres, dominando los circos de Soaso y los cañones de Ordesa, Añisclo, Bujaruelo, Pineta y la garganta de Escuain. Existen glaciares vivos persistentes como el de Monte Perdido, fragmentado por escalones en gradería, o el pequeño glaciar de Ramond. El glaciar de Monte Perdido tiene aproximadamente unas 360 hectáreas, con un espesor máximo de unos 70 metros. Su configuración geológica propicia el desarrollo de importantes fenómenos cársticos, ya que las rocas calizas del Eoceno están dispuestas en cascada, formando un sistema de pliegues escalonados hacia el sur. La lenta disolución del carbonato cálcico de las calizas ha dado lugar a extensas formaciones de redes subterráneas con cuevas, simas y torrentes de gran desnivel y longitud, habiendo sido objeto de distintas exploraciones. En 1.926 se descubrió la hoy tan conocida cueva Casteret, en el fondo de la cual existe un gran lago helado subterráneo.

En las partes más altas predominan nieves casi perpetuas y las precipitaciones, incluso en verano, son muy abundantes. Su fauna es muy rica en especies, estando algunas de ellas en peligro de extinción, como el quebrantahuesos, el acentor alpino, el alcotán, la alondra común, el águila real, el urogallo, la perdiz nival, el azor, el búho real, el camachuelo, el desmán de los Pirineos, el estornino negro, el gavilán, el halcón peregrino, el jabalí, la lechuza común, el lirón careto, la habitual marmota, el mirlo común, etc...

La flora está representada por espesos bosques de pinos silvestres, de abetos y de hayas, y extensas praderas y pino negro, en las partes más altas. En las riberas, abundan los sauces, los abedules, los avellanos y los fresnos, y multitud de especies florales, entre las que destaca el edelweiss, y otras muy variadas como el arándano, el arce, la brecina, el cardo, el cerezo silvestre, el clavel rastrero, el dianto, el endrino, el escorbón, la frambuesa, los helechos, la jurinea, la malva, el rododendro, el sauce y gran variedad de violetas.

 

Cresta de los picos de la Cascada

 

El Parque Nacional de Ordesa es como un museo al aire libre recorrido por el río Arazas, que en su camino se recrea formando hermosos itinerarios donde contemplar la naturaleza en todo su esplendor. La Faja de las Flores, el Bosque de las Hayas, las Gradas de Soaso, la Faja de Pelay, la Senda de los Cazadores, etc., son recorridos clásicos que acercan a los visitantes, ya sean montañeros o no, de este Parque Nacional a escenarios extraordinariamente bellos. Tras el Circo de Soaso, y al final del valle, se encuentra el refugio de Góriz, arranque de numerosas excursiones montañeras.

Al norte, sobretodo en su parte más oeste grandes paredones se precipitan sobre el circo de Gavarnie, con su espléndida cascada, que es la más alta de Europa. Hacia el este, el conjunto de las Tres Sorores dominando el fabuloso circo de Pineta y su valle inferior, conforman las máximas alturas la zona. Sus máximas elevaciones son, de oeste a este y siguiendo el cordal, los dos Gabietos, el Taillón, el Casco, la Torre, la Espalda de Marboré, los tres picos de la Cascada, el Marboré y los dos Astazus. Desgajados del cordal, aparecen en dirección sureste el Cilindro, con su Pitón suroeste, el Monte Perdido y su Dedo, y el pico de Añisclo, sin olvidarnos de la Punta de las Escaleras, en la ladera sur del Monte Perdido. Más aislados, y sobre Pineta, se encuentran la Espalda de Esparrets, los dos Baudrimonts, y la colosal proa que conforma la Punta de las Olas, dominando la cabecera del valle de Añisclo.

Los refugios más importantes en la zona son los de Góriz y Pineta, en España, y el de Sarradets, situado al pié de la brecha de Rolando, y el de Espuguettes, en Francia. A considerable altura, en plena brecha de Tucarroya, se encuentra también el refugio de Tucarroya.

 

Espectaculares paredes del Circo de Gavarnie

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