40.-

Puig Cerverís  (2.206 metros)

Puig Rodonell (2.164 metros)

 

Salgo temprano en dirección a Ribes de Freser y Pardines. Realizo la excursión en una sola mañana, ya que estas cimas me quedan relativamente cerca de casa. En este pintoresco pueblo de Pardines, al pié del Taga y a unos 1.200 metros de altura, dejo aparcado el coche, cojo el sendero que está justo en su entrada e inicio la subida. Durante un buen trecho el sendero es muy ancho y tiene una buena inclinación. Al cabo de poco rato encuentro una fuente y me proveo de agua. Voy subiendo con el fresquito de la mañana por el sendero que zigzaguea durante bastantes curvas, y en tres ocasiones tengo que atravesar las vallas colocadas para controlar el ganado, abriendo y cerrando cada vez el cercado electrificado. Al cabo de un cierto tiempo observo una bandera catalana en una pequeña atalaya, ya a bastante altura. El itinerario, poco a poco, me acerca a este singular lugar, que tiene una vista espectacular sobre el pueblo de Pardines y sobre todas las montañas circundantes en general. Aquí, el sendero ancho se acaba, a unos 1.520 metros de altura.

Sigo subiendo, ahora ya por estrecho camino, en dirección a una pequeña planicie cercana. En esta planicie encuentro multitud de cabezas de ganado pastando y descansando, acompañadas de algunos de sus retoños. Paso a su lado, con el máximo de sigilo para no molestarlas, y sigo subiendo cercano a unas cercas que las rodean. Atravieso las cercas y voy subiendo directamente entre pastos, mientras que el camino se difumina constantemente. Llega un momento en el que encuentro el torrente Regadell, que se desprende de una altura de casi 2.000 metros, desde las cercanías del Puig Cerverís. Algunos tímidos hitos me guían un poco y el pequeño sendero aparece y desaparece. De todas maneras la progresión no es complicada ya que la antecima del pico al que me dirijo la tengo constantemente a la vista. Más adelante, encuentro la amplia y buena pista que va de Ribes Altes a Tregurà y la sigo durante un rato. Sobre los 1.700 metros de altura y en un recodo de la pista en donde están situadas unas señales de información forestal, reencuentro el torrente mencionado antes y, en lugar de seguir la pista forestal, dando un rodeo más grande y subiendo al Puig Cerverís por su parte este, comienzo a subir siguiendo el torrente, encontrando algo de sendero y algunas marcas en forma de rayas de color rojo. Subo torrente arriba y, al cabo de un rato, el camino se pierde. Creo que quizás debiera de haber subido a una loma a mi izquierda para reencontrar el mismo. Pero la progresión al lado del torrente parece sencilla y voy resiguiendo el mismo.

 

 

Llega un momento en que no tengo más remedio que abandonarlo y subir hacia mi izquierda por dentro del bosque, sin marcas de ninguna clase. Ahora la progresión se me hace algo más penosa, pero sé que, tarde o temprano, llegaré a la parte alta del bosque, donde dejaré el arbolado. Efectivamente, después de un buen rato de dura subida alcanzo una parte más llana donde los árboles desaparecen y ya tengo, cercana y a mi derecha, la cima a la que me dirijo. Después, avanzo un rato siguiendo una loma con alguna vegetación de altura y me dirijo a la base de la montaña a la que quiero subir. Ya sobre los 2.100 metros de altura encuentro una nueva cerca para el ganado. La atravieso y comienzo a subir la pequeña pendiente final que me deposita en la cumbre del Puig Cerverís (2.206 mts.), con su hito cimero de piedras, dos viejas cruces de hierro y un buzón algo oxidado en la misma. Tiempo de subida, algo menos de 2 horas.

Después de una corta estancia en la cima, prosigo en dirección al Balandrau, pero solo voy hasta el relativamente cercano Puig Rodonell que, como su nombre indica, es una cima bonachona, sencilla y redondeada. En unos veinte minutos alcanzo dicha pequeña cumbre. Estoy, pues, en el Puig Rodonell (2.164 mts.).

 

La redondeada cima del Puig Rodonell

 

Pronto reemprendo el camino de regreso. Llego hasta la base del Puig Cerverís y, ahora, en lugar de descender por donde he subido, comienzo a bajar campo a través, observando perfectamente la pista que a la que tengo que llegar. Evidentemente, voy sin camino alguno y llega un momento en el que tengo que entrar forzosamente dentro de la zona arbolada. Quizás hubiera sido mejor dirigirme hasta el collado de Meianell y seguir pista abajo. Al menos hubiera sido más fácil. Pero ya metido en el fregado intento atravesar el bosque lo mejor que puedo.
Afortunadamente, siempre encuentro algún tramo por el que puedo ir descendiendo, sorteando los árboles. Al cabo de un rato encuentro otro pequeño torrente, el cual decido seguir, ya que bajando cerca del mismo encuentro menos complicaciones. Después de un buen rato de descenso encuentro, por fin, de nuevo la pista de Tregurà. La sigo de bajada pensando que la tendré que recorrer bastante rato pero, por suerte, en pocos minutos reencuentro el punto con las señales informativas justo al lado del torrente Regadell por el que he subido de buena mañana. Ahora, el camino ya lo tengo muy conocido.

 

Cima del Puig Cerverís

 

Voy bajando hasta la zona de pastos donde sigue paciendo el ganado y llego, de nuevo, al mirador en el que se encuentra instalado el mástil con la bandera catalana. Ahora, ya de nuevo por ancho camino y teniendo todo el rato el pueblo de Pardines bajo mis pies, voy recorriendo el último tramo del itinerario que me ha de llevar hasta el coche. Después de abrir y cerrar de nuevo las electrificadas cercas por las que vuelvo a pasar, llego, ya en poco rato, hasta la entrada de Pardines, tras unas 2 horas de recorrido de regreso. Después, me dirijo hasta el aparcamiento situado en el centro del pueblo, donde tengo el coche. Enseguida, emprendo el regreso a casa.