14.- Pirineos orientales

 

A partir de la zona de la Pica d,Estats continua aún habiendo mucho Pirineo, lo que pasa es que las alturas de sus cimas principales ya no vuelven a alcanzar en ningún lugar los 3.000 metros de altura. Son alturas importantes, muchas veces cercanas a los dichos 3.000 metros, con algunas cimas muy bonitas y agrestes, muchas de ellas exentas de dificultades, y que van lentamente minorando su altitud hasta llegar a morir al nivel del mar.

El clima del Pirineo Oriental es predominantemente de montaña, con características generales de rigor y valores extremos. Se pueden distinguir cuatro zonas: una claramente de clima alpino y subalpino, una de clima atlántico y dos de clima mediterráneo de alta montaña y de media y baja montaña. El clima alpino y subalpino se encuentra en las tierras superiores a los 1.500 metros de altitud con rasgos tales como una pluviosidad elevada, temperatura media anual baja, veranos frescos e inviernos rigurosos. El clima atlántico es el característico del Valle de Arán, y es un clima lluvioso, fresco y de limitada amplitud térmica. Por eso hay una persistente humedad y verdor en prados y bosques, con bastantes hayedos. Está después una zona donde los veranos son cálidos y los inviernos suaves, con una gran oscilación térmica anual, es decir el clima mediterráno de montaña o submediterráneo. Tiene una pluviosidad más reducida que el resto de zonas, un número de días de lluvia inferior y la presencia de algunos meses secos, pero por la altitud es más húmedo que el clima mediterráneo y está caracterizado por veranos todavía bastante lluviosos. La zona de clima mediterráneo de media y baja montaña comprende los valles más bajos, las cuencas del Pallars Jussá y las vertientes del Montsec, y se caracteriza por ser más seco que el mediterráneo de alta montaña y menos lluvioso. En los Pirineos catalanes hay más de 400 lagos. El más grande de todos es el de Certascán en el Pallars Sobirà, de más de 100 metros de profundidad.

Las rocas de las cabeceras del Ter y del Freser son mayoritariamente rocas metamórficas, filitas y gneis hercinianos, y areniscas con intercalaciones carbonatadas y mármoles. Los gneis, u ortogneis de Núria-Carançà-Canigó constituyen el afloramiento más importante de este material en tierras catalanas, conformando el llamado Dom del Freser. Se trata de un pequeño plutón granítico del Ordovícico metamorfizado, con una aureola de gneis de Carançà. Su dureza y resistencia a la erosión dan lugar a las gargantas del Núria y del Freser, las paredes de rocas de Tot lo Món y las cubetas de sobreexcavación de Núria y Coma de Vaca. Entre estas rocas, los gneis del Freser y Queralbs son los más antiguos que afloran en el Pirineo, con registros radiométricos que superan los 540 millones de años de antigüedad. Es sobre ellas donde se sitúan los niveles de areniscas y lutitas, con numerosas intercalaciones carbonáticas y volcánicas. En la parte alta de la cabecera del río Ter destaca la presencia abundante de grandes filones de cuarzo, de origen hidrotermal, que atraviesan el relieve formando vetas, sobre todo en medio de esquistos y gneis. Su dureza y un color blanco brillante hacen que destaquen claramente en el paisaje. Algunos picos como el Roca Colom, el Puig de la Llosa o el Gra de Fajol, están constituidos por filones de cuarzo, así como las conocidas grietas de Rotjà, en la vertiente norte, y los salientes rocosos del circo de Morens.

La presencia de rocas carbonatadas se reduce a algunas capas de mármoles que pueden estar karstificados, como los de la Coma de l,Embut y el pico de la Vaca. También hay que destacar la riqueza mineralógica de la zona, provocada sobre todo por la presencia de niveles de pegmatitas, filones, como el de Dòrria, con indicios de oro nativo, y skarns, como el del Costabona, que se había explotado comercialmente para extraer wolframio. El relieve actual es el resultado de la erosión producida por la red hídrica tras las diversas glaciaciones que ha sufrido la zona durante la era cuaternaria. Sobre todo por la última, la glaciación de Würm, que comenzó hace unos 110.000 años, llegó al punto culminante hace unos 20.000 años, y se acabó de golpe hace unos 10.000 años, en el inicio del periodo Holoceno. La fuerte bajada de las temperaturas en todo el planeta provocó que el hielo se extendiera por buena parte de la zona y su entorno. Por encima de los 2.000 metros de altura toda la superficie estaba cubierta por plataformas de hielo y circos glaciares, de donde salían lenguas de hielo que fluían por los valles y podían llegar a tener longitudes de 10 quilómetros y hasta 500 metros de espesor. Circos y glaciares modelaron el relieve de la cordillera formando cubetas, valles en forma de U y zonas con grandes acumulaciones de sedimentos transportados por el hielo, que ahora encontramos en forma de sedimentos periglaciares en el alto valle del Ter y en el valle de Núria.

La situación del Parque Natural ofrece muy buenos ejemplos de esta morfología glacial: la Coma de l,Orri, la Coma de l,Embut, la Coma d,Eina, la Coma de Vaca, la Coma del Freser, todas formadas por circos glaciares o zonas de acumulación de nieve ubicados en las cabeceras, como el circo de Concròs, el circo de Ulldeter, o el circo de l,Embut, el más alto de todos, y de valles glaciares en forma de U que les siguen a continuación.

La Coma del Freser, junto con la Coma de Vaca, formaban el glaciar más largo de la zona, de más de 7 quilómetros de recorrido. Actualmente no existen glaciares en el interior del Parque Natural, ni en el resto del Pirineo oriental, pero el modelado de la zona continua gracias a la dinámica periglacial, que consiste en fenómenos de solifluxión y gelifluxión, es decir, por el movimiento lento y por gravedad de masas de terrenos reblandecidas por el agua o ayudadas por el deshielo. Tras la desaparición de los glaciares, los ríos y torrentes han excavado los valles creando profundos barrancos, como las gargantas del Freser y las gargantas de Núria. En las gargantas del Freser, el río surca los macizos de Balandrau y Torreneules desde la Coma del Freser hasta la confluencia con el río Núria, con un desnivel que sobrepasa los 1.000 metros. Las gargantas de Núria no son tan profundas pero son más estrechas. El río Núria se encajona a lo largo de unos tres quilómetros hasta que se junta con el Freser. Y es en la confluencia de ambos ríos donde se encuentran las espectaculares Roques de Tot-lo-Món, agreste muralla rocosa, usada en escalada, de 700 metros de altura, que cae a plomo formando uno de los contrafuertes del Torreneules. La actividad kárstica, en cambio, es muy residual debido a la poca presencia de rocas carbonatadas. Entre los mármoles destacan las dolinas de la Serra de la Vaca y el desagüe del lago superior de Carançà. También encontramos algunas pequeñas cavidades como la Cova de les Encantades, bajo el Puigmal, y el Forat de l'Embut, en Núria, a las que se pueden añadir las cuevas del Penitent, la cueva de las Roques del Quatrecorns, la cueva de la Font Seca, la sima del Bugader, la cueva de Sant Pau, las cuevas de Catau de l,Ós, y la mina Saragossa.

Los Pirineos orientales cuentan con una rica y abundante diversidad de flora que requiere ser conservada. En su territorio coexisten unas 4.500 especies de plantas, siendo aproximadamente 200 de ellas endémicas. Los bosques están caracterizados por la presencia de abetos y pinos negros. Sin embargo, a menor altitud, se encuentran castaños, olmos y también fresnos. En altitudes aún más bajas, donde existe la presencia de valles, se da un clima templado que influye en la aparición de vegetación exuberante y árboles frutales, como el alcornoque o las higueras, además de plantas aromáticas, como la lavanda o el tomillo.  

 

Cima del Pic de Cambradase

 

En cuanto a fauna estos son algunos de los animales de la zona: el rebeco pirenaico, conocido también con el nombre de “Señor de las Cumbres”, que es un animal herbívoro perteneciente a la familia de los bóvidos, pero de tipo salvaje, es el más típico en el Pirineo catalán. Habita en el piso subalpino, entre los 1.000 y 3.000 metros de altitud, sobre todo en las zonas rocosas. El tamaño del rebeco suele ser pequeño y esbelto, y presenta un pelaje de color rojizo durante los meses de verano y marrón oscuro durante el invierno. El zorro común, también conocido como zorro rojo, es un mamífero nocturno y muy sigiloso que se encuentra de forma abundante en la zona. Su alimentación es muy amplia, lo que le permite adaptarse a la mayoría de hábitats.

 

El Refugi del Pradell, base para el ascenso a la Tossa Plana de Lles. Detrás, el macizo del Cadí

 

Presenta un pelaje con tonos marrones, grises y rojizos, es de pequeño tamaño y su cola prácticamente conforma el 70% de la longitud de su cuerpo. El urogallo común se encuentra en bosques subalpinos del Prepirineo y el Pirineo, de pino negro y pino rojo, en altitudes de 1.700 hasta 2.000 metros. Es de las gallináceas con mayor tamaño que se localizan en el Pirineo, siendo el macho el doble de grande que la hembra. Se diferencian también por su plumaje. En el mes de mayo, durante la época de celo, emiten un canto muy característico.

Existen, también, en el Pirineo oriental una gran cantidad de refugios, tales como los de Llacs de la Pera, Malniu, El Pradell, Engorgs, Font de les Pollineres, El Fornell, Prat-Miró, Sitjar, etc., en la zona catalana, y los de Les Bouilloues, Cortalets, Marialles, Étang Pinet, Les Vésines, Aragó, etc., estos en territorio francés, entre otros muchos más.

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