Después de llegar hasta las cercanías del torrente de los Arnales, me desvío hacia la izquierda, comenzando a remontar la ladera de la Mallata Alta de las Argualas. A partir de aquí voy ya buscando un lugar propicio para plantar la tienda y pernoctar. Después de encontrar el lugar idóneo, coloco la tienda y paso la noche. Al día siguiente, de buena mañana, inicio la subida. Al cabo de un rato la roca comienza a sustituir a la hierba. Siguiendo algunos hitos, voy ganando altura. Cruzo algunos tramos aún con bastante nieve, sin apenas complicación, siempre en dirección al collado que tengo en todo momento frente a mí.

Subiendo hacia el Collado de Pondiellos

Después de bastante rato de persistente subida alcanzo el collado de Pondiellos, situado a unos 2.810 metros. Tiempo hasta ahora 1,30 horas. Desde aquí tengo espectaculares vistas sobre los azulados ibones de Pondiellos y sobre la cresta de los picos de los Infiernos. Sin entretenerme demasiado, giro completamente hacia la derecha, en direción al Cuello Saretas, a 2.830 metros. Sobrepaso dicho collado y sigo rodeando el pico Arnales por el oeste, en busca de la horcada existente en la cresta que lo separa del Infierno Oriental. Accedo a una corta chimenea que me lleva, por inestable y empinada pendiente, a la brecha de separación. A partir de aquí, giro completamente hacia la derecha y emprendo la ascensión de la cresta norte del pico Arnales. Una sencilla arista rocosa me lleva, ya sin más complicaciones, a la cima del Arnales (3.006 mts.). Tiempo total ascensión, aproximadamente, unas 3 horas.

Y de nuevo el descenso. Vuelvo por la cresta hasta la brecha por la cual tengo que bajar para dirigirme hacia el Cuello Saretas. Desde el mismo, retorno fácilmente hacia el collado de Pondiellos. Desciendo toda la ladera, con bastante desnivel, hasta que abandono las rocas y llego a encontrar los primeros retazos de hierba. Pronto diviso el lugar donde tengo la tienda. La recojo y sigo el camino de descenso. Me acerco al torrente de los Arnales, giro hacia la derecha, sobrepaso de nuevo el bosque de pinos y llego a las cercanías del torrente de las Argualas. Desciendo el mismo por su izquierda, por el marcado y zigzagueante camino que me lleva hasta el Plan del Ibón. Después de un sencillo y corto paseo por este verde prado, llego al coche, tras algo más de 2 horas de descenso, desde donde inicio el regreso a casa.