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Petit Vignemale (3.032 metros)

 

Hace unos años había hecho la cresta que encadena los ocho picos de más de 3.000 metros que rodean el glaciar de Ossoue. Pero me quedó por subir al Petit Vignemale, ya que queda un poco fuera de la ruta. Es por eso que vuelvo de nuevo a Gavarnie para intentar el mismo. Subo directamente hacia el valle de Ossoue por el camino parcialmente asfaltado que, en unos 9 quilómetros, me deja en la cabecera del embalse del mismo nombre, a 1.840 metros de altura. Después, inicio la ascensión. Desde el principio del embalse, que está muy, pero que muy vacío, comienzo la andadura, atravesando todo un amplio llano hasta llegar al fondo del valle. Durante todo este pequeño trayecto voy observando por doquier pequeñas marmotas fuera de sus madrigueras, que posteriormente también veré durante el ascenso al refugio de Baysellance.

Parecen bastante acostumbradas al paso de personas, pues algunas ni se inmutan hasta que no estoy casi al lado de ellas. Es lógico, pues el trasiego de gente por aquí es incesante. Al final del llano, una pasarela me permite cruzar el torrente hacia la izquierda. Al otro lado comienzo a subir con fuerte pendiente en dirección a una espectacular cascada, adentrándome en un estrecho barranco. Más adelante, pierdo algo de altura y paso al lado de un pequeño nevero permanente. Subo de nuevo hasta un pequeño promontorio que permite salvar el tramo de barranco y desciendo otra vez hasta cruzar el torrente que, precipitándose desde las alturas, desciende desde el glaciar de Ossoue. Ahora, el camino sube zigzagueando por una herbosa ladera hasta llegar a las conocidas grutas de Bellevue, refugio montañero y ensoñador del conde Henry Rusell, a unos 2.450 metros de altura.

 

 

Voy subiendo poco a poco hasta dejar a mi izquierda el acceso al glaciar de Ossoue. Ahora sigo hacia la derecha, siempre por marcado camino, llegando poco más tarde a las cercanías del refugio de Baysellance. Alcanzo el mismo, a 2.650 metros de altura, después de unas 2,30 horas de ascensión. El día está despejado y las vistas son fabulosas. Más tarde, continúo mi camino en dirección hacia la Horcada de Ossoue, a 2.735 metros de alto, a la que llego en poco más de 15 minutos. Ahora, tengo frente a mí la vertiente del valle de Gaube. Un poco hacia mi izquierda ya aparecen, descomunales, los altos paredones de la cara norte del Vignemale, con sus emblemáticas cimas, Espalda de Chausenque, Punta de Chausenque, Pitón Carré y Grand Vignemale.

 

Verticales paredes norte del macizo del Vignemale

 

Yo giro hacia la izquierda, prosiguiendo inicialmente por el cordal, para iniciar el ascenso con pronunciada pendiente por una pedregosa ladera. Sigo el camino, que zigzaguea más o menos diagonalmente, en dirección a la cresta noreste del pico. Una vez cerca de la cresta, multitud de hitos marcan diferentes itinerarios de subida, todos con muy poca dificultad. Subo siguiendo los hitos más cercanos al cresterío. En una pequeña brecha me detengo a observar el glaciar de Ossoue que tengo bajo mis piés. El glaciar aparece completamente resquebrajado, repleto de hielo y con amplias grietas. Es bastante normal teniendo en cuenta estamos al final del verano. Prosigo la subida en dirección al pico, encontrando bastantes montañeros que se dirigen a la cima. Después de un buen rato de lenta ascensión alcanzo, al fin, la cumbre del Petit Vignemale (3.032 mts.). Una hora desde el refugio. La cima está formada por dos puntas de parecida altura. En la primera existe un pequeño ruedo de piedras a modo de bivac. La última punta es la cima principal y está coronada por el clásico mojón de piedras. Desde la misma se divisa la complicada brecha que hay que salvar para seguir la cresta en dirección a los otros picos más altos.

 

Refugio de Baysellance

 

Ni que decir tiene que las vistas son espectaculares tanto sobre las verticales paredes de las cimas superiores a un lado como sobre el glaciar de Ossoue al otro. Mirando en dirección sureste se divisan a lo lejos las paredes del circo de Gavarnie, pudiéndose apreciar a la perfección todos sus emblemáticos picos, destacando en su parte central la brecha de Roldán. Tras unas cuantas fotos, toca el momento de descender.

Ahora bajo por el lado contrario de la cresta, con espléndidas vistas hacia el valle de Gaube, observando a mi izquierda, algo a lo lejos y situado sobre un pequeño rellano, el refugio de las Oulettes de Gaube. Bajo tranquilamente, cruzándome con mucha gente, hasta llegar al collado de la Horcada de Ossoue. Desde el mismo voy descendiendo hacia el refugio de Baysellance. En el refugio me detengo un rato y, después, prosigo por el conocido camino que baja hacia el embalse de Ossoue. Dejo atrás el acceso al glaciar de Ossoue, me detengo un poco a curiosear en las grutas de Bellevue, atravieso el torrente que se desprende del glaciar y me voy acercando poco a poco al rellano del valle. Cruzo el torrente por la consabida pasarela y atravieso todo el llano en dirección a la presa del embalse. Una vez aquí, llego enseguida al aparcamiento, después de casi 3 horas de descenso. Cojo el coche y bajo hacia Gavarnie donde pernocto para ir al día siguiente a los Gabietos, ya en la zona del Monte Perdido.

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