1.- Balaitús-Infiernos

 

Este conjunto de montañas, que comprende la parte oriental de la cabecera del valle de Tena, se sitúa geológicamente en la zona Axial de los Pirineos, formada durante la orogenia alpina, y comprende dos zonas perfectamente delimitadas, la zona del Balaitús y la zona de los Infiernos. Situadas al noreste del circo de Piedrafita y al noroeste del circo de Gramatuero, las cumbres de la zona del Balaitús siguen más o menos la cuerda fronteriza, mientras que las de la zona de los Infiernos, se alzan ostentosamente sobre los conocidos Baños de Panticosa. En ellas afloran los tipos de terreno más antiguos de toda la cordillera, sedimentados durante el período Paleozoico y plegados durante los primeros movimientos orogénicos en la época herciniana. Al final de dichos movimientos orogénicos tuvo lugar una intrusión granítica que segó y cercenó las estructuras preexistentes y dio origen a la formación de nuevos minerales y rocas por metamorfismo de contacto. Sobre estos materiales pertenecientes a la Era Primaria se depositaron las series secundarias y terciarias, hoy en día prácticamente desaparecidas.

Según las hipótesis actuales se considera que toda la cuenca de alrededor de Jaca ha sufrido un desplazamiento de varios quilómetros en dirección meridional, formando parte del denominado “manto de corrimiento de Gavarnie”.

El granito, como en casi todo el Pirineo, es la roca más importante de la región, aunque el mismo en sentido estricto solo aparezca en la parte central de la intrusión. Todo el conjunto está surcado por una serie de rocas filonianas de diversos materiales, las cuales han aparecido aprovechando diaclasas, fallas y planos de estratificación existentes. Entre ellas podemos encontrar pegmatitas, aplitas, riolitas, diabasas, basaltos, etc. Cercano a esta zona, hacia el noroeste y sobretodo en los picos del Midi d’Ossau y Anayet, se hallan importantes chimeneas volcánicas andesíticas.

Los sedimentos que rodean al granito casi no han sufrido metamorfismo, excepto las rocas más próximas a la intrusión, ya que la elevación de la temperatura dio lugar, como he mencionado antes, a un metamorfismo de contacto. De esta manera estas rocas se han transformado en cornubianitas y mármoles, con minerales como la cordierita, andalucita y biotita. Además de los granitos también encontramos, aunque en menor extensión, calizas del Devónico y del Carbonífero, normalmente de colores grisáceos y negruzcos. También encontramos a veces vetas blancas de calcita. Algunos de los mármoles son sumamente puros, destacando su blancura sobre las calizas. En los picos del Infierno encontramos la conocida “marmolera”. También podemos destacar areniscas y pizarras, pertenecientes al Carbonífero Superior. Tienen un alto porcentaje de granos feldespáticos, calcita y micas. En las zonas más bajas se encuentran pizarras arcillosas del Devónico Inferior en clara alternancia con areniscas. En algunos lugares se han encontrado también algunos minerales, en pequeñas proporciones, tales como zinc, plomo, pirita, blenda y galena.

La característica fundamental del relieve de la zona son sus escarpadas formas. Los glaciares existentes en tiempos remotos, con su peso y la pendiente del terreno, se deslizaban poco a poco hacia el fondo de los valles. Alrededor de los Baños de Panticosa, desde cualquier altura, se pueden observar las claras pendientes. Claro ejemplo es el valle colgado del torrente de las Argualas, en forma de U abierta. En el interior de las zonas deprimidas por la erosión han sido sobreexcavadas cuencas que, al ser ocupadas por las aguas, han originado lagos e ibones de procedencia glaciar. Dichas pendientes han permitido también represar algunos lagos para convertirlos en embalses tales como los de Lanuza, Escarra y Búbal.

Una numerosa serie de lagos llena la zona. Entre los más importantes están los de Arremoulit, Arriel, Respomuso, Pondiellos, los del Pezico, los de Bachimaña y los de Bramatuero.

 

Balaitús desde la Frondella Central

 

La presencia de rocas de procedencia heterogénea en muchos valles son la prueba del arrastre de materiales, no por acción fluvial, sino por unas enormes masas de hielo que han restregado los fondos y los valles cerrados, depositando donde ha sido posible los restos de los bloques arrancados en los circos de las alturas. En las zonas menos altas, donde ha dominado el Paleozoico, la acción periglaciar ha sido capital en el período postglaciar para originar una solifluxión con deslizamientos de tierras a lo largo de las faldas de la montaña. En esta zona, con la influencia de los vientos atlánticos, es lógico que haya abundantes precipitaciones, evidentemente de nieve en las alturas. También es lógico que las mayores precipitaciones se den en invierno. Pero incluso en el mes más seco, en Julio, las precipitaciones se sitúan por encima de los valores normales.

 

Cresta de los Infiernos

 

En las partes menos altas abunda el bosque. En los lugares altos se encuentra el pino negro y algún tipo de abeto. Más abajo, los pinos silvestres. En algunos lugares podemos encontrar pequeñas muestras de hayedos y, por encima del bosque, ya a bastante altura, aparecen arbustos característicos como el enebro, el sauce pirenaico, el boj y el escaramujo.

Respecto a la fauna de la región existen numerosos sarrios, y, sobretodo en verano, algunos buitres, la perdiz roja, la perdiz parda, y algunas liebres y jabalíes.

Las cumbres más altas están situadas como ya he citado anteriormente en dos zonas bastante diferenciadas. Por una parte, el macizo del Balaitús, con el Balaitús al norte, y la Aguja Cadier y la cresta de las Frondellas, con sus 4 cumbres, orientadas hacia el sur. A su costado este, en la complicada cresta Costerillou, se encuentran la Torre Costerillou y la Aguja Ussel. Hacia el sureste, y entre Sallent de Gállego y los Baños de Panticosa, se alza otro grupo de cimas que superan los 3.000 metros. Lo constituyen los 3 picos del Infierno y el Arnales, por un lado, y los 2 picos Algas, el Argualas y el Garmo Negro, junto con la Aguja de Pondiellos, por el otro. Entre ambos grupos de montañas, y completamente al este del embalse de Respomuso, se yergue, esbelto, el pico Gran Facha.

Como refugios importantes tenemos el refugio de Respomuso, antiguamente Piedrafita, el de Larribet, el refugio Wallon y el conocido como Casa de Piedra, en Panticosa.