2.-
Tuca de Literola (3.095 metros)
Pico Royo (3.121 metros)
Punta de Literola (3.132 metros)
Aguja de Literola (3.028 metros)
Voy con la intención de recorrer el trozo de sencilla cresta comprendida entre los los dos collados de Literola, el superior y el inferior. Salgo hacia Benasque y me dirijo, después, hacia el aparcamiento situado carretera arriba, justo en el inicio del camino del valle de Literola, sobre los 1.590 metros de alto. Aparco el coche enfrente del cartel que indica el sendero de subida al valle y me preparo para pasar la noche dentro del mismo, como ya he hecho otras veces. A la mañana siguiente, tras levantarme, me preparo para subir por el valle de Literola. Inicio la andadura por el estupendo sendero que sube hacia el cercano bosque. Atravieso el bosque, con varias lazadas y bastante desnivel, y llego en pocos minutos al Llano del Llosero, a 1.700 metros de altura. Prosigo por una suave ladera, dejando a mi izquierda el curso de agua del barranco de Literola. Más tarde llego a un tramo algo pedregoso que me conduce hasta el Turonet del Amorriador. De nuevo, un poco más abajo del camino, reaparece el torrente y veo frente a mí, algo lejana, la cabaña del Forcallo o de Literola, situada a 1.990 metros de altura. Una desviación indica como llegar hasta esta cabaña, pero no es preciso llegar a la misma, y el camino sigue de frente desviándose un poco en dirección noroeste para remontar el valle resiguiendo el torrente por su lado derecho. Sigo por terreno herboso hasta llegar a un pequeño contrafuerte que delimita el cauce del curso de agua. Superado este contrafuerte giro ahora más hacia el norte en dirección al Ibón Inferior de Literola. Frente a mí una esbelta cascada se precipita desde un rellano.
Voy subiendo tranquilamente hasta llegar a dicho rellano, al inicio del cual una profunda poza de aguas transparentes recoge las aguas que bajan por la ladera, sobre los 2.250 metros. Llego después a un corredor algo más rocoso con bastante más pendiente, que se eleva en medio de algunos hitos hasta alcanzar una pequeña plataforma. Aquí, encuentro una desviación que permite dirigirse al Ibón Inferior de Literola subiendo a un sencillo promontorio y descendiendo más tarde hasta dicho lago por una corta canal, siempre por fácil camino. Pero la vía más directa, que es la que yo escojo, me lleva a entrar en un estrecho barranco y remontarlo hasta alcanzar dicho Ibón Inferior de Literola, que se encuentra as una altura de 2.470 metros. Lo rodeo por su ribera oriental y vadeo el curso del torrente prácticamente por donde las aguas entran al lago. Ahora, tengo frente a mí una escarpada muralla por la cual desciende entre rocas el torrente de Literola. Efectúo una fácil trepada, primero por una vertical y sencilla canal y, posteriormente, entre pedreras y pastos, hasta llegar al fin a un corredor donde encuentro todavía algunos restos de nieve, que me permite acceder al Ibón Superior de Literola, a 2.730 metros. Alcanzo el mismo por su costado izquierdo encontrándome una pedregosa pendiente, inclinada hacia el lago, con algunos hitos que me marcan un posible camino. Pronto, los hitos desaparecen y comienzo a caminar todo el tiempo por inclinada pendiente, intentando ir subiendo poco a poco en dirección al collado Superior de Literola. La progresión se me hace dura y complicada. En algún momento me sorprende algún pequeño resbalón ya que las piedras en algún tramo no están todo lo asentadas que debieran. Poco a poco, el Ibón Superior de Literola va quedando más abajo y voy viendo el collado mucho más cercano. Ya próximo al collado los sueltos canchales dan paso a un tramo menos rocoso pero más inestable. Me acerco al espolón rocoso que baja de la Tuca de Literola aferrándome al mismo para ascender más fácilmente al collado Superior de Literola, a 3.045 metros. Una vez en el collado tengo a mi izquierda, majestuoso, el Perdiguero y la vertical cresta que baja del mismo. Frente a mí todo un amasijo de picos, desde el Portillón de Oô, hasta los picos Gourdon y Spijeoles, pasando por el cresterío del Seil dera Baquo, y los picos Jean Arlaud y Gourgs Blancs. Y a mi derecha, la Tuca de Literola, cercana, y todo el recorrido de picos que va hacia el otro collado, el collado Inferior de Literola. En poco tiempo subo fácilmente a la Tuca de Literola (3.095 mts.). Unas 3 horas de subida.
Inmediatamente, después de superar una pequeña antecima, desciendo un poco en dirección al Pico Royo, que se reconoce fácilmente por su color marrón oscuro. Después de bajar unos 4 ó 5 metros por el otro lado, un fácil camino me lleva hacia su cumbre, la cima del Pico Royo (3.121 mts.). Ahora, frente a mí, la Punta de Literola se presenta algo más recortada. Desciendo hasta un pequeño collado e inicio la ascensión por el otro costado hacia la nueva cima, llegando en unos 15 minutos a la cumbre de la Punta de Literola (3.132 mts.). Admiro al frente la colosal muralla que conforman los Crabioules y veo bajo mis pies, hacia el oeste, el lago del Portillón. Hacia el este, el Ibón Blanco y, algo más abajo, el vistoso y azul Ibón Superior de Literola. A partir de aquí ya desciendo definitivamente. La cresta hacia el collado Inferior de Literola está algo más rota que lo que he venido encontrando hasta ahora. En bastantes tramos tengo que apoyar las manos. Bajo a ratos por el filo y en otros momentos por la vertiente de Literola. Después de un rato de descenso observo ya cercana la pequeña Aguja de Literola. Tras un pequeño collado comienzo la ascensión de esta vertical mole de piedra. El ascenso es corto y no resulta muy complicado. Llego, pues, en muy poco rato a la cima de la Aguja de Literola (3.028 mts.). Unos 45 minutos de recorrido por la cresta.
Subiendo a la Aguja de Literola
Bajo, después, otra vez al pequeño collado y, enseguida, retomo el camino y, bordeando la aguja por su parte este, comienzo a descender hacia el cercano collado Inferior de Literola, a 2.980 metros de alto. Sigo el camino hacia el Ibón Blanco y llego a sus cercanías. Sus aguas tienen un color azul bastante pálido, muy distinto del Ibón Superior de Literola. Llegando cerca de este último me entra la duda de si volver a rodearlo por el mismo costado por donde he subido, y por donde lo he pasado bastante mal, o si intentar hacerlo por la orilla opuesta. Al final, y a la vista de algún hito desperdigado que me lleva hacia la izquierda, opto por dar la vuelta al ibón ahora por el otro lado. Así conoceré las dos vertientes. Sin que sea mucho más sencillo ni que el camino esté muy bien señalizado, más bien poco, creo que la vuelta por este lado es algo más fácil.
Llegando a la cima del Pico Royo. Detrás, el Perdiguero
Después, sin llegar a bajar casi en ningún momento a la ribera del lago, el itinerario me lleva con algunas pequeñas subidas y bajadas hacia el desagüe del mismo. Llegando al final a un pequeño promontorio, y vislumbrando algunos hitos bastante claros, inicio el descenso hacia un pequeño nevero que todavía cuelga sobre el inicio del torrente una vez sobrepasada la parte final del ibón. Cruzo este pequeño nevero para evitar pisar tanta piedra y, atravesando el torrente hacia su derecha, comienzo a descender el barranco al final del cual descansa el fotogénico Ibón Inferior de Literola. Lo atravieso por su izquierda siguiendo ahora ya sendero señalizado, cruzo la pequeña garganta por la que he ascendido por la mañana y entro en la verde y amplia parte inferior del valle de Literola. Desciendo, ahora, en dirección al pequeño pozo situado a 2.250 metros de altura donde se remansan las aguas que bajan del torrente. Más tarde, encuentro de nuevo el contrafuerte que delimita el cauce de las aguas y desciendo por el mismo al lado de la bonita cascada que ya había observado durante la subida. Un poco más abajo, giro hacia la izquierda, dirigiéndome ya en dirección al rellano donde está situada la cabaña del Forcallo. Dejándola a un lado, voy bajando rumbo al Llano del Llosero. Atravieso este rellano y entro en el bosque, y voy acercándome poco a poco al final del valle, llegando en poco rato a la carretera. Tiempo de descenso, unas 2,45 horas. Llego al coche y vuelvo de regreso a casa.
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