15.- Pirineos occidentales

 

En la zona aragonesa, los Pirineos occidentales cuentan con más de 27.000 hectáreas de terreno y otras 7.400 de zona periférica de protección. Su altitud oscila entre los 900 metros en el fondo de los valles y los 2.670 en la cima del Bisaurín. Su situación condiciona de manera determinante su clima, de clara influencia atlántica. Por eso la vegetación es húmeda y fresca, con proliferación de grandes extensiones de hayedos, abetales, bosques de pino negro y tejos. La población animal es de una riqueza extraordinaria. Todavía resisten algunos ejemplares de oso y es territorio del quebrantahuesos, la nutria, el milano real o el aguilucho pálido. Su relieve ha sido modelado por la acción de los glaciares, que esculpieron esbeltos picos, al tiempo que excavaron circos, valles en U y cubetas que dieron lugar a los actuales ibones, o lagos de montaña. Éstos, debido al arrastre de materiales por los ríos, tienden a rellenarse, originando pequeñas llanuras por donde el agua zigzaguea dando lugar a meandros, como en Aguas Tuertas.

La mejor representación del bosque atlántico en zona aragonesa se encuentra en este Parque Natural, la Selva de Oza, emplazado en la esquina noroccidental del Alto Aragón, lindando al norte con Francia y al oeste con Navarra. En la frondosa Selva de Oza las hayas y otras especies de árboles caducifolios se combinan armónicamente con altos abetos y bosques de pino negro. En el mismo se refugian los últimos osos pardos de los Pirineos, y, en algunos puntos encontramos especies poco comunes, como el pico dorsiblanco, el urogallo y la rosalía alpina, un tipo de escarabajo de color azul. Los dominios de la alta montaña son territorio de pastos, rocas y nieves. En sus cumbres principales, Mesa de los Tres Reyes, Aspe, Bisaurín, etc., habita la perdiz nival, el sarrio, el armiño, el treparriscos y el gorrión alpino, y en sus ibones, nutrias y tritones.

El conjunto pirenaico navarro abarca una franja fronteriza de 163 quilómetros, entre Vera de Bidasoa y la Mesa de los Tres Reyes. Las cumbres más importantes son dicha Mesa de los Tres Reyes, máxima cota  navarra, el Arlás, el Lákora, etc, dentro del macizo de Larra o de la Piedra de San Martín. Otra cima destacada es el Orhi, situada en la prolongación occidental de este macizo. Más al oeste de esta zona y hasta el Cantábrico, los relieves son de menor importancia y es en este sector donde el Pirineo empieza a perder las características de altitud y forma de modelado propias de la alta montaña. Desde el punto de vista estructural, el paso del Pirineo navarro a la zona cantábrica se efectúa bruscamente a través de un importante accidente transversal de zócalo, jalonado por diapiros, que va de Estella a Elizondo. Las dos grandes unidades geológicas en que se subdivide la cadena son la Zona Axial y la Zona Sur-Pirenaica o Prepirineo.

La Zona Axial, que forma el eje o núcleo de la cordillera, se hunde bajo la cobertura mesozoico-terciaria, sin llegar a Navarra. No obstante, aquí vuelve a emerger en forma discontinua, formando tres unidades que son los macizos de Cinco Villas, Quinto Real-Alduides y Oroz-Betelu. Los materiales que la constituyen son rocas paleozoicas, como cuarcitas, areniscas, esquistos, dolomías y calizas, afectadas por metamorfismo y que incluyen algunos plutones graníticos. Estos materiales fueron deformados por la orogénesis herciniana y, más tarde, por los movimientos del ciclo alpino que volvieron a elevar la cordillera.

La Zona Sur-Pirenaica o Prepirineo se caracteriza por una laguna total, sedimentaria o tectónica, del Jurásico y Cretácico Inferior, e incluso del Keuper, y por el desarrollo de potentes formaciones calcáreas y detríticas, flysch y margas, del Cretácico Superior, Paleoceno y Eoceno. En la zona de transición entre la zona pirenaica y la cantábrica, limitada por el macizo de Quinto Real al norte y la cuenca de Izaga-Pamplona al sur, cabe destacar la presencia de Keuper y de Jurásico Inferior, con dolomías con anhidrita. En el Jurásico Superior y Cretácico Inferior no hay depósitos hasta el Aptiense-Albiense, con conglomerados y areniscas. En el resto de la zona, las series cretácicas, paleocenas y eocenas son semejantes a las de la zona pirenaica propiamente dicha. El conjunto forma una unidad alóctona con estructuras ESE-ONO de vergencia sur, muchas de las cuales se prolongan en Aragón. El deslizamiento de la unidad hacia el sur ha producido pliegues volcados y pliegues asimétricos, anticlinales de Belabarce y Ezcaurre, y cabalgamientos, Isaba, Urzainqui, San Miguel, Idocorri, Illón y Leyre. En la zona de transición también se han originado importantes cabalgamientos en el área septentrional, Múzquiz-Olagüe y Arizu-Guelbenzu, prolongación hacia el oeste del cabalgamiento Eugui-Roncesvalles, así como apretados pliegues en el sector central, Aoiz, y un amplio sinclinorio al sur, Izaga-Aranguren.

La zona cantábrica comprende la parte noroccidental de Navarra, quedando limitada por el este por el accidente Estella-Elizondo que, por otro lado, es el límite occidental de la zona pirenaica. Por el sur comprende las sierras de Dos Hermanas y Cantabria y por el norte queda limitada por el macizo de Cinco Villas-Haya. Pertenece tectónicamente a la zona Vasco-Cantábrica, estando presentes en ella las distintas unidades del Arco Vasco. La vergencia pasa de ser hacia el sur en la parte próxima a la depresión del Ebro, a ser hacia el norte entre la Barranca y el citado macizo. La estratigrafía es más compleja y completa que en la zona pirenaica. La disposición de las cuencas de sedimentación cambia a partir del Jurásico Superior, evolucionando continuamente. Aunque ha habido varias etapas de deformación en la orogénesis alpina, la fase principal en esta zona tuvo lugar al final del Oligoceno, aunque durante el Mioceno se produjo una importante reactivación. Dicha fase es la que originó el plegamiento y la emersión de la cordillera pirenaica, y el desplazamiento hacia el sur de una serie de escamas alóctonas. Los valles pirenaicos, desde el Arga hasta el Esca, presentan unas características geológicas muy similares, si se excluye el sector correspondiente al macizo paleozoico-triásico de Oroz-Betelu, que afecta principalmente a los valles del Irati y del Urrobi.

Los materiales que afloran se pueden agrupar en cuatro grupos de litofacies, de más antiguos a más modernos. Areniscas ferruginosas rojizas y conglomerados del Cretácico Inferior, que afloran en un corte a lo largo del río Urrobi. Dolomías, calizas y calizas con glauconita del Cretácico Superior, con buenos afloramientos al sur de Arive, al este de Espinal y en la carretera de Erro a Esnoz, respectivamente. Margas y calcoesquistos, con un importante desarrollo en los valles medios y altos del Erro, Urrobi e Irati, y en los núcleos anticlinales de Abodi y Peña Ezcaurre, así como en los barrancos de Belagua, Mace, Belabarce y Minchate.

 

Últimas rampas hasta la cima del Pic des Moines

 

Al sur de la estructura de Oroz-Betelu, encima de estas margas, se encuentran unas calizas arenosas que presentan una pátina de color crema que permite una fácil identificación. La última serie descrita pertenece al Cretácico Superior, Maastrichtiense. Son calizas de aspecto marmóreo del Paleoceno con calizas arcillosas y margas en la parte alta. En la base es frecuente que aparezcan dolomías grises. Los afloramientos se localizan en la sierra de Abodi, en la Peña Ezcaurre, en el núcleo del anticlinal situado al norte de Aoiz, excavado por los ríos Urrobi e Irati, así como jalonando el Cretácico que bordea la estructura de Oroz-Betelu, excepto en la zona oeste, en el valle del Erro. El flysch aflora en la mayor parte de la zona, especialmente en los valles de los ríos Esca y Salazar. Hacia el oeste, en el valle del Arga, va pasando a margocalizas y margas. La sedimentación flysch se inició en el Paleoceno terminal y continuó durante el Eoceno.

 

Subiendo hacia el collado final de acceso al Pico de Anayet

 

Encima del Flysch se encuentra una formación de margas gris-azuladas también del Eoceno, denominada “margas de Pamplona”, en la que se intercalan niveles esporádicos de areniscas. Tiene una gran extensión y espesor, y aflora en las cuencas de Pamplona y Lumbier. En estos valles se observan perfectamente las alineaciones estructurales pirenaicas con una dirección aproximada este-oeste. En general se conforman una serie de pliegues asimétricos e inclinados, a veces cabalgantes, todos vergentes al sur. Los niveles calcáreos más competentes marcan las estructuras y dan pliegues más amplios. La morfología de toda esta zona viene condicionada por la litología y la estructura. En efecto, la alternancia de niveles duros resistentes con otros más fácilmente erosionables origina una serie de elevaciones y depresiones de dirección este-oeste, cortados más o menos perpendicularmente por los ríos mencionados antes, con formación de foces o cañones en los puntos de intersección con las calizas.