4.-
La Munia (3.133 metros)
Pequeña Munia (3.096 metros)
Sierra Morena (3.090 metros)
Troumouse (3.085 metros)
Punta de Aires (3.027 metros)
Voy con la intención de subir al pico de La Munia, seguir el cresterío hasta la Pointe des Aires y regresar de nuevo a La Munia. La razón es que el año pasado intenté hacer todo el cresterío de La Munia desde el Circo de Troumouse, comenzando a subir por la cabaña de Aires hacia el Col de la Sède, sobrepasando el pico de Gerbats y llegando hasta el pico Heid, pero después comencé a encontrarme y desistí de seguir. Entonces decidí que intentaría regresar otra vez a estos picos, pero desde España, ya que el viaje en coche hasta el Valle de Géas que lleva al Circo de Troumouse, en Francia, es muy largo. Salgo el dia anterior en dirección a Bielsa. Voy, después, hacia Chisagüés y remonto la pista, que encuentro muy arreglada, en dirección al refugio de Montarruego, pero dejando el coche en la cabecera del valle, a 1.870 metros de altura, donde la pista gira 180 grados y hay un excelente lugar para aparcar y acampar. Paso la noche dentro del coche. Aunque aún no ha amanecido decido ir preparando todo para la ascensión, ya que tengo que guardar todos los artilugios que he usado para pernoctar.
Enseguida que puedo comienzo a subir en dirección al collado de las Puertas. El camino hasta el collado de las Puertas, además de bonito y agradable, es fácil y está muy bien marcado. Sube, zigzagueando un poco para evitar el desnivel, por una ladera cubierta de pastos y algunas flores. En algún momento cruza algún pequeño curso de agua. Como que voy solo y, evidentemente, no hago ruido, de vez en cuando sorprendo alguna marmota fuera de su madriguera, que se me esconde rápidamente. Un poco más arriba observo también algunos rebaños de rebecos que a medida que me acerco a ellos se van alejando lentamente. Poco a poco voy ganando altura y la vegetación comienza a desaparecer y, ya cerca del collado de las Puertas, da paso a un ingente roquedo que me conduce hasta dicho collado, donde a pesar del calor aún quedan rastros de algún nevero. Un poco antes del collado, a mi derecha, un marcado sendero se dirige hacia la ladera sur del pico Robiñera, para ascender al mismo.
Yo sigo de frente, atravieso el collado de las Puertas y entro en el llano donde reposan los lagos de La Munia. Observo la pequeña isla que aparece en el centro del primero de ellos, que le confiere un agradable aspecto. Después de descender un poco, atravieso los dos lagos por la derecha y, un poco antes de acabar de cruzar el segundo y más pequeño, giro aún más hacia la derecha para coger el camino, muy bien marcado y señalizado con hitos que, serpenteando, se dirige hacia el collado de la Munia. Mientras se eleva, el camino bordea la falda oeste del pico Robiñera, buscando evitar en lo posible el gran desnivel. Lentamente, me voy acercando a la parte más baja del cresterío donde se encuentra el collado de la Munia. Una vez en el collado, la cresta que sube hasta el pico de La Munia aparece majestuosa, alta y recortada. A pesar de parecer algo complicada, no lo es en absoluto, salvo en el conocido Paso del Gato donde tengo que detenerme un poco para mirar como soslayarlo. Antes, hay incluso algunos tramos de marcado camino, por el que voy subiendo, siempre por el costado de los lagos de la Munia. En el Paso del Gato, particularmente los dos arañazos principales del “gato” no me gustan demasiado y opto por dirigirme hacia la izquierda del inclinado muro de piedra para subir por unas pequeñas repisas con algunos agarres que me dan más confianza. Una vez pasado el Paso del Gato, la progresión decrece en dificultad. A pesar de que en algún tramo la subida esta marcada de nuevo por el costado sur de la cresta, la subida por el filo de la misma no es nada complicada y permite, incluso, ir más rápido. Después de una pequeña antecima, desciendo un poco para llegar poco rato después a la cima del pico de La Munia (3.133 mts.). Casi 3 horas de ascenso,
Cima de La Munia
Viendo el resto de los picos a los que quiero ir aún algo lejanos, decido no detenerme demasiado y seguir hacia los mismos. Bajo ahora por el otro lado de La Munia hasta un pequeño collado en sencilla progresión. Desde este collado, la cima de La Pequeña Munia está casi a tocar. Después de unos 15 minutos alcanzo la cima de La Pequeña Munia (3.096 mts.).
Después, hago un sencillo descenso hacia un nuevo collado al otro lado del cual se observa la fácil subida viniendo de este costado al Sierra Morena. Voy subiendo por fácil y ancho camino por la loma que me conduce al pico, pensando como todo el que no ha estado ninguna vez creo que debe pensar en la bajada que encontraré por el otro lado, el conocido e inclinado muro que no se ve hasta que no estás encima del mismo. Primero me paro un poco en la cúspide del Sierra Morena (3.090 mts.), al que llego tras unos 25 minutos desde La Pequeña Munia. Después me dirijo hacia adelante para ver lo que me espera. La primera visión no es muy halagüeña. El desnivel es muy pronunciado y al principio asusta un poco. Pero cuando empiezo a bajar la cosa cambia.
Subiendo hacia la Pequeña Munia
La roca es buena, hay agarres suficientes y buenos apoyos para los pies. Lo que no se debe de tener es vértigo. Después de unos primeros 10 ó 12 metros a pelo encuentro unos lazos de cuerda montados en la roca a fin de poder asirles una cuerda para asegurarse. Como ya había leído sobre el tema, he venido preparado. Llevo una cuerda de 30 metros. Sin dudarlo ni un momento, la engancho y voy descendiendo agarrado a la roca pero siempre con la cuerda a mano por si tuviera alguna necesidad. Sin ser totalmente imprescindible, creo que de alguna manera me da seguridad. La parte central del descenso es una especie de escalera de piedra que no tiene demasiada complicación. Cuando se complica un poco es en los 4 ó 5 metros finales donde los agarres escasean. Con mucho tiento, poco a poco, y con la ayuda de la cuerda, bajo este último tramo y llego al fin a la base del pico. Una vez abajo me relajo un poco y, rápidamente, me dirijo hacia el cercano pico de Troumouse. Ahora la subida es también sencilla. Voy trepando entre grandes bloques de roca, con escasa dificultad, hasta que alcanzo en poco rato la cima del Troumouse (3.085 mts.), que tiene un curioso artilugio metálico que le da al mismo una característica especial. Media hora más de recorrido.
Observo el resto de cresterío que me queda para llegar a la Punta de Aires. Al rato, me decido a seguir. Ahora la cresta se afila un poco pero la dificultad sigue siendo escasa. Después de algunos altibajos agarrándome a la piedra por todos sitios, llego a la base del pequeño pico. La subida es rápida y sencilla, llegando la cúspide en poco rato. Alcanzo, pues, la meta que me había propuesto, hollando la Punta de Aires (3.027 mts.), en otros 20 minutos más.
Cima del Troumouse
Después vuelvo de regreso por la cresta hasta el Troumouse. Desciendo por el otro costado y me voy acercando de nuevo a la vertical pared del Sierra Morena por la que he de subir. Como que había dejado mi cuerda colgada, ya la tengo preparada para ayudarme en la subida. Inicio el primer tramo complicado, con mucho tiento, ya que como he dicho antes los agarres son mínimos, hasta alcanzar la parte más sencilla. Ayudado por la cuerda, y peldaño a peldaño, voy subiendo por la escalera de piedra, hasta alcanzar la parte final donde hay colocadas unas cuantas piedras planas para ayudar a trepar el último resalte complicado. Ahora, las dificultades se han acabado. Redesciendo la amplia ladera del Sierra Morena en dirección a La Pequeña Munia, subo otra vez a la misma y sigo en dirección a La Munia. Llego de nuevo a esta cima y, al rato, comienzo el descenso del cresterío en dirección al Paso del Gato. Desciendo el Paso del Gato por el mismo sitio que lo había subido y sigo bajando en dirección al collado de la Munia.
Cima del Sierra Morena
Bastante gente sube y baja por la parte del Circo de Troumouse. En el collado tengo una buena perspectiva de los lagos de La Munia, al fondo, y el Robiñera a mi izquierda. Pronto inicio de nuevo el descenso hacia los lagos, los rodeo de nuevo y alcanzo el collado de las Puertas. En dicho collado, dos o tres docenas de corderos caminan sobre un pequeño nevero. Afortunadamente, ya que las fuerzas comienzan a escasear y las piernas se resienten un poco, el resto de camino es muy fácil. Desciendo lentamente por la verde ladera desde la que ya se va viendo el aparcamiento, llegando finalmente al mismo, tras unas 2,45 horas de descenso. Inicio, después, la vuelta a casa.
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