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Lustou (3.024 metros)

 

Voy hacia Francia, a través del túnel de Bielsa, y, al otro costado, tras atravesar Aragnouet, en la población de Tramezaïgues tomo, hacia la derecha, la sencilla pista asfaltada que lleva en dirección al valle de Rioumajou. Cuando acaba el tramo pavimentado, cerca de las granjas de Frédançon, llego hasta un aparcamiento bastante grande donde dejo el coche, a unos 1.360 metros de altura. Aunque la pista sigue, hay unas indicaciones de prohibido el paso que desaconsejan seguir por la misma. Paso la noche en el interior del coche, el cual tengo un poco preparado para ello, y, al día siguiente, sobre las siete de la mañana, comienzo a caminar siguiendo un rato la pista que, tras atravesar una puerta de madera, penetra en el valle de Pèguère. En unos veinte minutos llego a un puente de hormigón que no hay que atravesar, ya que la pista al otro lado desaparece. En cambio, girando hacia la izquierda, aparece un camino señalizado con hitos y bien marcado, que sube por la parte derecha del torrente de la Piarre, algo por encima del mismo. No es necesario seguir pegado al torrente, ya que el camino por su parte superior es mejor. Voy ganando altura rápidamente y, sobre los 1.750 metros de altitud, llego a un mirador, por encima del cual hay unas hermosas y altivas cascadas. Aproximadamente una hora de recorrido.

 

 

Vuelvo a girar hacia la izquierda, siguiendo aún el curso de agua, y el camino se eleva por una ligera pendiente, siempre con bastantes hitos. Hacia los 1.900 metros de alto atravieso el curso de agua, pasando a la orilla derecha, salgo del bosque, y continúo el ascenso hacia el este por una ladera cubierta de pastos y rododendros. Hacia los 2.200 metros llego a una cabaña de pastores, el techo de la cual visto desde arriba se confunde con el terreno, en buen estado, y a la cual se puede acceder, más que nada para guarecerse del sol y por sí se quiere descansar un rato. Siguiendo la subida, pronto aparece la nieve, que ya no me dejará hasta que llegue a las partes más encrestadas. Es en este lugar que encontré paciendo una gran cantidad de ovejas, totalmente ajenas a mi paso. Una vez entrado en la nieve veo a un montañero que va en solitario como yo. Nos encontramos, hablamos un poco, es francés, y decidimos subir hasta la cima los dos juntos. La subida por las laderas nevadas es sencilla. La nieve está en perfecto estado y la inclinación no es excesiva en ningún momento. En 3,15 horas aproximadamente desde el inicio de la ascensión llego, con mi compañero momentáneo, al collado de Lustou, a 2.650 metros de altura.

 

Último tramo de cresta hacia la cima del Lustou

 

Girando hacia la derecha continuamos por la cresta de Lustou. La cresta tiene algunos pasos aéreos y la roca está algo descompuesta, pero en general es sencilla. Hacia los 2.950 metros de alto pasamos junto a los restos de un cobijo. Después, en unos 10 minutos más, alcanzamos la cima del Lustou (3.024 mts.). En total, aproximadamente, 4 horas de ascenso. Nos felicitamos mutuamente, ya que hemos hecho un desnivel considerable, casi 1.700 metros. También mutuamente nos hacemos las fotos de rigor y comemos algo.

 

Cima del Lustou

 

Después, comienzo el descenso, ahora ya sin el compañero francés, que se queda un rato más en la cima. Bajo por la cresta con cuidado y, a la altura del cobijo mencionado anteriormente, encuentro a otro dos montañeros subiendo. Tras hablar un poco, nos despedimos y continúo la bajada. Sobrepasado el collado de Lustou, sigo a toda marcha por la nieve, que está en buenísimas condiciones y permite aligerar el paso. Llego de nuevo a la cabaña de pastores. Bebo y descanso un poco, y sigo el descenso por el bien marcado camino de regreso. En menos de 3,30 horas alcanzo el valle de Rioumajou, llego al coche, me arreglo un poco, y regreso de vuelta a casa.

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