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Puig Conca Nord (2.682 metros)

Puig Conca Sud (2.723 metros)

 

Salgo de nuevo hacia el Pirineo oriental, en su parte francesa, con la idea de recorrer un tramo de la cresta dels Llosers y ascender a los pequeños picos Puig Conca Nord y Puig Conca Sud. Hace quince días fui hacia la misma zona y subí al Pic de l,Orri y al Roc del Boc, por el Serrat de les Esques, es decir directamente a pleno cordal, y quería bajar por el costado contrario, por el collado de Malaza, para recorrer de vuelta la parte baja del valle de Planès, también conocido como valle de Conca, regresando por dicho valle. Pero me encontré con la dificultad del “Pas del Violoncel”, un diedro de tercer grado para cuyo descenso no iba preparado, teniendo que volver por donde había venido. Hoy aprovecho para conocer el valle de Planès y de paso ascender a dos picos bastante desconocidos que se hallan en la cresta dels Llosers, los mencionados Puig Conca Nord y Puig Conda Sud, cresta bastante complicada que une el Roc del Boc con el pico de la Torre d,Eina. Me dirijo, pues, muy temprano, hacia Puigcerdà, entro en Francia y me encamino hacia el pueblo de Planès, donde, en el precario aparcamiento que está frente a su ayuntamiento, dejo el coche, a unos 1.530 metros de altura. Es bastante temprano cuando inicio la subida por el GR que pasa frente a la bonita iglesia del pueblo y, después de atravesar varios campos, llego hasta la pista de montaña que sube bosque arriba. Cuando subí al Pic de l,Orri y al Roc del Boc, una vez en la pista y pocos metros después de alcanzarla, abandoné la misma y comencé la ascensión directamente por la parte alta de la Serra de l,Escaldat. Hoy prosigo por dicha pista, con la idea de llegar hasta el torrente de Planès, que desciende por el valle del mismo nombre, y buscar el camino de ascenso al valle.

Sigo bastante rato la ancha pista, encontrando en un determinado momento un cartel amarillo que me indica la posibilidad de descenso hacia el pueblo de Planès por un marcado camino, distinto del que he subido. Después procuraré bajar por este camino. Tras unos veinticinco minutos de andadura encuentro el torrente que buscaba, que la pista atraviesa por encima, y alcanzo una parte más ancha, llena de troncos de árbol cortados y apilados, en la que veo otro cartel amarillo con la indicación de Orri de Planès, 1,50 km., que me señala un ancho camino que, por el costado derecho del torrente, comienza a reseguir el mismo. Sin pensármelo ni un momento comienzo a subir por dicho camino, que está marcado con unas señales amarillas. Después de unos minutos atravieso el torrente y sigo al lado del mismo, ahora por su parte izquierda. Al cabo de unos veinte minutos más encuentro otra amplia explanada, por la derecha de la cual llega una pista, que intuyo que es la misma por la que he pasado antes y que ha ido dando algunos rodeos.
Antes de la misma encuentro una cerca eléctrica, preparada para guardar el ganado, que tengo que abrir y cerrar convenientemente. Al otro lado de este pequeño llano entro en un sendero más estrecho, y encuentro enseguida otra cerca la cual tengo que atravesar de nuevo, ahora mediante una pequeña puerta metálica en la cual un letrero me invita a cerrarla correctamente. Prosigo mi andadura, ahora ya por marcado sendero y con poco desnivel. Camino entre el arbolado durante bastante trecho, cruzando amplias zonas de pastos. El sitio es muy bonito y el paisaje espléndido. Más adelante encuentro un nuevo torrente por el que desciende poca agua, supongo que por la época en la que estamos, y que imagino que va a dar al torrente de Planès. Deduzco que en otros momentos debe manar agua abundantemente ya que para cruzarlo tengo un excelente puente de madera. Después de un rato más de caminar encuentro un letrero, de nuevo de color amarillo, que por lo visto es el que predomina en el valle, que me indica hacia arriba el Estany de Planès a 1,50 quilómetros y, hacia abajo, pero por un nuevo sendero, que no es por el que vengo, el pueblo de Planès. Pienso que es posible que por este camino, que cuando regrese tomaré, podré llegar antes a mi destino.

Aunque en la indicación hacia el Estany de Planès, el escrito dice “sentier non balisé”, es decir camino no marcado, el camino realmente, además de hitos frecuentes, está señalizado constantemente con unas marcas redondas de pintura azul. Yo sigo camino arriba, todavía entre el arbolado del bosque, que poco a poco va desapareciendo, encontrando ya bastante adelante una sencilla cabaña de piedras, el Orri de Planès, situada a 1.995 metros de altura, con un cartel enfrente que reza: -Orry de la pleta dels pastors-, y unas piedras preparadas para poder hacer un fuego. Poco a poco voy comenzando a ver, en la lejanía, la cima de la Torre d,Eina y una parte de la Torre d,en Xillén, o sea la parte más al sur del cresterío al que me dirijo. Sigo andando y llego a una zona en la que el desnivel aumenta y tengo que subir a una plataforma superior. Llegado a esta plataforma encuentro el Estany de Planès, a unos 2.200 metros de alto, situado en una amplia cubeta pero muy vacío de agua. Aquí el camino se desdibuja, y opto por rodear el pequeño lago por su derecha, encontrando zonas en las que camino un rato entre el barro. Al bajar descubriré que el camino correcto va por su izquierda. Al otro lado, de nuevo sigo subiendo con algún desnivel hasta alcanzar un pequeño prado, a partir del cual ya veo la zona donde intuyo que habré de comenzar a subir hacia el collado de Malaza. El camino, en este punto, comienza a reseguir varias zonas de pastos, con poco desnivel, dando algunos rodeos para evitar zonas más rocosas.

Al final del praderío, el camino comienza a subir ya más decididamente. Además, a partir de aquí comienzo a encontrar marcas de un color rosa rojizo que coexisten con las señales azules que había hasta ahora. Comienzo a remontar una pequeña ladera, siempre por hollado camino y con algunos hitos de vez en cuando, que me deposita en una plataforma superior que cierra por el norte la cubeta, de fondo caótico y ondulado, sobre la que se yerguen los picos de Cambradase y la Torre d,Eina, y la cresta dels Llosers. Estoy a una altura aproximada de 2.470 metros. Una vez en este punto ya observo perfectamente a mi izquierda toda la cresta, majestuosa y recortada, y miro de encontrar el modo de subir hasta el collado de Malaza. Mirando hacia el mismo y un poco hacia la derecha veo un largo espolón pétreo, que se inicia en una parte más herbosa, y en el que intuyo algunas trazas de camino. Comienzo, pues, a remontar dicho espolón, encontrando al cabo de un rato un primer hito que me confirma que voy bien. Súbitamente comienza a soplar un fuerte viento racheado que me molesta bastante, y del cual tengo que resguardarme intentando avanzar lo más bajo posible del contrafuerte. Ya en la zona pedregosa, voy subiendo por su parte izquierda, encontrando hitos y un marcado sendero.

 

 

La roca está cada vez más descompuesta, y comienzo a encontrar zonas de grava en las que el avance se complica un poco. Poco a poco voy subiendo, viendo cada vez más cercano el collado al que me dirijo. Ya muy cerca del mismo, y viendo que es factible, abandono el camino y subo directamente hacia la cresta, la cual alcanzo en pocos minutos. Aquí, el panorama cambia por completo. Dejando el collado de Malaza y el Roc del Boc detrás de mí, comienzo el avance por la cresta dels Llosers, la cual de buenas a primeras impone un poco. Antes de llegar a los picos a los que voy hay algunas prominencias que se pueden soslayar por alguno de sus costados. Como que lo que más me interesa es llegar a sus cimas, hago los rodeos necesarios para ganar tiempo. Al cabo de un cierto tiempo llego ya a la base del Puig Conca Nord, el más bajo de los dos. Es un pico muy recortado, de roca muy descompuesta, pero con poca dificultad de acceso. Solo se trata de ir con cuidado. Comienzo, pues, la subida, llegando en unos minutos a la cima del Puig Conca Nord (2.682 mts.). Tiempo hasta el mismo, unas 3 horas. Magníficos panoramas y espléndidos paisajes.
Al cabo de un rato comienzo el descenso hacia el otro costado. La bajada es un poco delicada, más que nada por la putrefacción de la roca y por el patio a todos lados, pero, de nuevo con cuidado, llego al estrecho collado que separa los dos picos Conca. Desde aquí comienzo a remontar, también por terreno descompuesto, la arista que me conduce hasta el Puig Conca Sud. En poco rato y sin demasiadas complicaciones alcanzo la parte superior del mismo, de forma algo alargada, y cuya cima está en su parte final. Estoy, pues, en la cima del Puig Conca Sud (2.723 mts.). He tardado unos quince minutos entre pico y pico. Observo, frente a mí, la enhiesta Torre d,en Xillén, la cual he leído que viniendo por su parte norte, es decir por donde yo vengo, es accesible, aunque de ascenso un poco comprometido. También es complicado el descenso por el otro costado del Puig Conca Sud. Al parecer hay dos posibles canales de descenso, pero muy verticales y descompuestas, que de subida se ven mejor. Yo bajo un poco para ver si encuentro algún modo de descender fácil, es decir alguna de las dos canales, pero solo soy capaz de ver una caída muy vertical por todos lados que me hace desestimar el seguir adelante.

 

Cima del Puig Conca Sud. Detrás, el Puig Conca Nord y el Roc del Boc

 

Visto lo cual, vuelvo sobre mis pasos a la cima del Puig Conca Sud. Después, comienzo el regreso hacia el collado de Malaza. Ahora, después de haber conseguido lo que pretendía, intento seguir todo el rato por el cordal sin rodeos de ningún tipo, y tengo que decir que, realmente, no es demasiado difícil. En ningún momento encuentro ninguna complicación remarcable. Durante mi andadura observo un rebaño de rebecos que avanzan raudos por las estribaciones orientales del Roc del Boc, y que en poco rato desaparecen. Al final llego al collado de Malaza, a unos 2.630 metros. Aquí, hacia la parte este del Roc del Boc, observo por debajo mí las denominadas Banyes (Cuernos) del Boc, que no son más que dos o tres monolitos pétreos, muy vistosos por cierto, por el costado de los cuales es posible el ascenso desde el valle de Riberola hasta el collado en el que me encuentro. Como que quiero ver el “Pas del Violoncel” de cerca, dejo mi mochila en el collado y comienzo a remontar la cresta que sube hacia el Roc del Boc. Sin ser sencilla, no tiene demasiados problemas, con lo que llego en poco rato a las cercanías del mencionado paso. Después de observarlo desde abajo, ya que no pretendía subir al mismo, llego a la conclusión de que su subida no es demasiado complicada por la cantidad de presas existentes. Hace quince días, cuando venía desde arriba sin poder ver demasiado como era, lo vi distinto y no me atreví a bajarlo.

 

Cima del Puig Conca Nord, con el Roc del Boc enfrente

 

Enseguida, sin demorarme demasiado, regreso de nuevo al collado donde tengo mi mochila. Recojo la misma y comienzo ya, definitivamente, el descenso hacia el valle. Lo realizo por el mismo camino de subida, llegando hasta el ancho promontorio que cierra por el norte la amplia cubeta superior de dicho valle. El viento, que no me ha abandonado en todo el recorrido, parece querer amainar un poco. Cuando comienzo el regreso valle abajo deja de soplar casi del todo y solo se hace notar en forma de algunas rachas muy aisladas. Yo sigo bajando por el valle, encontrando primero el Estany de Planès y, posteriormente, el Orri de Planès. Más adelante, llego al lugar donde está el letrero que me invita a bajar hasta Planès sin pasar por el ancho camino por el que había venido. Lo cojo y lo resigo hasta llegar a la pista por la que había subido por la mañana. Casualmente, pocos metros más abajo siguiendo la pista, encuentro la desviación que también había visto por la mañana que baja hasta el pueblo sin tener que llegar hasta el GR. Tomo este camino y, en unos veinte minutos, me planto de nuevo en el aparcamiento donde tengo el coche. Tiempo total de regreso, unas 2,45 horas. Enseguida, comienzo la vuelta a casa.