7.-
Jean Arlaud (3.065 metros)
Gourgs Blancs (3.129 metros)
Voy hacia Benasque y busco la desviación hacia el valle de Estós. Cojo dicha desviación y voy en dirección a los Barracones de Estós, donde termina el camino para coches y tengo que aparcar, sobre los 1.290 metros de altura. Después, comienzo a subir en dirección al refugio de Estós. Voy siguiendo la consabida ruta que atraviesa el valle de Estós y llego después, algo fatigado, al mismo, a 1.895 metros. Al día siguiente, de mañana, emprendo la subida hacia los ibones de Gías. Subo por el conocido y bien marcado sendero que va en dirección a los ibones Inferiores de Gías. Antes, pero, atravieso el barranco en algunas ocasiones. Al principio la subida es bastante dura pero cuando llego a los primeros ibones el desnivel decrece. La vegetación comienza a desaparecer y, al poco rato, comienzo a ascender entre rocas y pedreríos. A partir de un cierto punto dejo a mi izquierda el camino que se dirige al Puerto de Gías, por el costado oeste del Ibón Superior de Gías, llegando enseguida a dicho ibón, a unos 2.640 metros de alto. Ahora, sobrepaso el Ibón Superior de Gías por la derecha y sigo totalmente de frente en dirección a las impresionantes crestas que tengo delante de mí. Prosigo en dirección norte por terreno muy rocoso, avistando enseguida la pronunciada canal que separa los picos Gourgs Blancs y Jean Arlaud. Observo de lejos que a pesar de haber todavía un gran nevero en la parte baja de esta canal, en su parte derecha ha ido desapareciendo, de tal manera que se puede acceder sin ningún problema a la misma.
Cuando llego a la base de la muralla, sobre los 2.800 metros, la pendiente se acentúa, el terreno deviene cada vez más pedregoso, y voy entrando poco a poco en la vertical chimenea, por encima de la cual se encuentra el Puerto de Oô. Después de un caos de bloques y canchales algo sueltos llego hasta el conocido y liso muro que, con mucha inclinación y vacío, me ha de conducir hasta la brecha de la parte superior. Aquí, dejo el camino que llevaba e inicio una trepada hacia el costado derecho, casi pegado a las paredes del Jean Arlaud, al principio sin mucha dificultad. Pronto la cosa se complica. Veo un par de clavos con soportes preparados para asegurar o montar un rappel. Miro hacia arriba y no tiene buena pinta. No veo prácticamente ningún saliente donde agarrarme. Pienso durante un rato y recuerdo haber leído que en algún punto de la pared se tiene que pasar al costado izquierdo para encontrar una parte de subida más sencilla. Observo hacia el otro lado y veo un paso horizontal hacia el costado contrario de la pared, con algunos agarres, que parece bastante factible. Sin pensármelo ni un momento más me dirijo hacia el otro lado. El paso es aéreo y muy vertical, pero bastante seguro. Una vez en el costado opuesto, una sencilla trepada a un pequeño promontorio me deja en posición de seguir subiendo con más facilidad. De nuevo sigo trepando, ahora algo más tranquilo, por pendiente inestable, en dirección a la brecha que separa los picos Jean Arlaud y Gourgs Blancs, en la parte superior de la inclinada canal. Poco a poco me voy acercando a dicha brecha, situada a unos 3.025 metros de altura, en la que me detengo un rato.
Al lado derecho, el Jean Arlaud, vertical y esbelto, parece casi inalcanzable. Al otro lado, a mi izquierda, la fácil cresta que sube hacia el Gourgs Blancs. Como que mi intención es descender por el Puerto de Gías, pues tengo muy pocas ganas de bajar por aquella entretenida canal por la que he subido, comienzo la ascensión a las cimas por el Jean Arlaud. Miro hacia el costado izquierdo y lo veo muy complicado. En cambio hacia la derecha, por la parte sur del pico, atisbo algunos hitos que me indican que por allí va el camino. Inicio, pues, el ascenso hacia la cumbre. Siempre buscando los hitos, voy ascendiendo por cortas y estrechas canales, usando mucho los brazos para elevarme sobre las rocas. Con cuidado y paciencia me voy acercando a la cumbre. Llego, por fin, a la cima del Jean Arlaud (3.065 mts.).
El Gourgs Blancs desde el Jean Arlaud
El descenso, ya de regreso, aunque sigue siendo delicado, quizás por conocido se me antoja ahora más fácil. Después, comienzo a subir en dirección al Gourgs Blancs. La subida hasta el mismo, aunque algo más larga, es bastante fácil. En unos veinte minutos alcanzo la cima del Gourgs Blancs (3.129 mts.). Vistas a todos lados inconmensurables. Al lado del hito culminante del pico hay un pequeño círculo de piedras para resguardarse un poco y la famosa placa de piedra blanca, un poco troceada por el paso del tiempo, que recuerda la última ascensión, y en la que murió en el año 1.938, de Jean Arlaud. Tiempo total de subida, desde el refugio, unas 3,15 horas.
El Jean Arlaud desde el Gourgs Blancs
Ahora toca la bajada. Como sé que la arista hacia el otro lado es bastante complicada y la progresión se puede hacer algo larga y compleja, y recordando haber leído que existe la posibilidad de descender hacia el Puerto de Gías por la ladera sur de la montaña, busco por dicho costado para ver si encuentro algún tipo de hitos. Efectivamente, casi debajo de mí observo algunos hitos que me llevan hacia el sur y, un poco más adelante, toman la dirección del Puerto de Gías. Sin más dilación emprendo el regreso. Primero, pierdo altura rápidamente. Más tarde, los hitos me conducen hacia la derecha, buscando las partes más accesibles de la vertical ladera. Faldeo la misma durante un buen trecho hasta que veo ya frente a mí el puerto hacia el que me dirijo. Ahora, avanzo bastante rápido hasta llegar al Puerto de Gías, a unos 2.910 metros de alto. Después, comienzo a bajar de vuelta al refugio. El camino, sencillo y bien marcado, se hace un poco largo. Sobrepaso el Ibón Superior de Gías, ahora por el otro costado, llego a los ibones inferiores, alcanzo las inmediaciones del torrente de Gías, lo cruzo en dos ocasiones, y me voy acercando tranquilamente hacia el refugio de Estós. Después, comienzo el regreso hacia los Barracones de Estós. Deshago el camino del valle de Estós y llego al coche, tras más de 3 horas de descenso. Después, regreso enseguida a casa.
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